Desde entonces, a lo largo del territorio peruano se sucedieron una serie de tradiciones culturales que originaron confederaciones, reinos e imperios durante casi cuarenta siglos.
Luego de desaparecer el poder imperial las grandes ciudades fueron abandonadas y en muchas regiones se regresó a la vida basada en aldeas poco desarrolladas.
En el aspecto administrativo, mejoró la recaudación de los tributos y nombró visitadores o gobernadores imperiales (tuqriq), dando así a sus dominios una organización centralizada.
Derrotó a los rebeldes chachapoyas y anexionó la región del golfo de Guayaquil, llegando hasta el río Ancasmayo (actual Colombia).
Antes de morir, Huayna Cápac designó como sucesor a su hijo Ninan Cuyuchi, pero este falleció también víctima del mismo mal.
[52] Atahualpa todavía no se había coronado como Inca, hallándose precisamente en camino al Cuzco, donde planeaba ceñirse la mascapaicha o borla imperial.
Previamente, había ordenado la matanza de los nobles u orejones cuzqueños afiliados a Huáscar, tarea que cumplieron sus generales Chalcuchímac y Quizquiz.
Se cree que el mismo Huayna Cápac (y su primer heredero nombrado, Ninan Cuyuchi, cuya imprevista muerte habría desatado la guerra civil incaica) murieron de viruela.
[69] Fue en Huaura donde por primera vez San Martín proclamó la independencia del Perú, en noviembre de 1820, desde un balcón que hasta hoy se conserva como joya histórica.
Asimismo, creó la Biblioteca Nacional del Perú, dio libertad a los hijos de los esclavos negros y abolió el tributo indígena.
Consistía este en atacar a los realistas desde los puertos del sur peruano, combinado con otro ataque desde la sierra central, junto con una eventual acometida desde territorio rioplatense, para cercar así al enemigo.
[94] Ante este nuevo fracaso militar, el Congreso decidió llamar a Bolívar, para entregarle la conducción de la guerra contra los realistas.
El único obstáculo para Bolívar era Riva Agüero, que instalado en Trujillo con un ejército de 3000 hombres, dominaba toda la región aledaña.
La batalla final nunca se dio, pues ambas partes acordaron celebrar la paz, finalizando así la guerra, sin que hubiera un vencedor.
Mientras unos, como Gamarra, querían simplemente anexar Bolivia al Perú, formando nuevamente un solo bloque, otros creían en que era necesario federar ambas naciones.
Si bien el presidente Orbegoso logró debelar esta insurrección en abril de 1834, no se sintió cómodo en Lima e instaló su gobierno en Arequipa.
En Chile, el ministro Diego Portales alertó a sus conciudadanos del peligro que significaba la consolidación de la Confederación para los planes expansionistas chilenos.
[118] Al quedar disuelta la Confederación, Agustín Gamarra –quien participó del Ejército Restaurador– fue impuesto como presidente por el Congreso, iniciando la llamada Restauración.
Gamarra instauró un gobierno conservador, convocó a un Congreso General Constituyente, que se reunió en Huancayo y dio la Constitución de 1839.
Ello desencadenó a la vez la guerra civil de 1856-1858, la más larga y sangrienta que se había dado hasta entonces en el Perú.
Prado intentó legalizar su mandato, convocando a un Congreso Constituyente, que le nombró Presidente Constitucional y dio la Constitución liberal de 1867.
En La Magdalena se instaló el gobierno provisorio de Francisco García Calderón quien, por su negativa a pactar una paz con cesión territorial, fue apresado y confinado en Chile.
Aunque fue este un período de relativa calma, en realidad el país no conoció la reactivación económica ni la paz política sino hasta 1895.
Consultado el Congreso, este decidió que Benavides extendiera su mandato por tres años más, hasta 1939, y por añadidura le cedió la facultad de legislar.
Logró superar la crisis económica, mejoró notablemente el aspecto financiero, especialmente en lo relacionado con la banca y la captación de impuestos, aplicándose algunos proyectos que había dejado la misión Kemmerer en 1931.
Se suprimieron las garantías individuales, consagrada indefinidamente con una arbitraria Ley de Seguridad Interna, dirigida con especial dureza contra el APRA.
En efecto, las grandes reformas emprendidas con el propósito de cambiar la fisonomía del país agravaron la situación económica, debido a sus costos enormes.
[253][254] Sin embargo, faltando pocas semanas para las elecciones, surgió una figura hasta entonces desconocido en política, el ingeniero agrónomo y exrector de la Universidad Nacional Agraria, Alberto Fujimori, que encabezaba un improvisado partido llamado Cambio 90.
Para enfrentar la crisis económica y la hiperinflación, Fujimori aplicó el llamado fujishock, siguiendo las directivas del Fondo Monetario Internacional.
En octubre, Bellido renuncia al cargo, y ese mismo mes, el presidente Castillo, lleva a cabo la implementación de una Segunda Reforma Agraria.