Esta fase se caracteriza por la formación en el área andina central de una serie de reinos regionales y culturas diferentes entre sí en el ámbito social, artístico y religioso, en ausencia de una influencia cultural dominante como había sido la cultura Chavín en el Horizonte Temprano.
El final del período Intermedio Temprano y el inicio del Horizonte Medio coinciden con la expansión de las civilizaciones suprarregionales Wari y Tiahuanaco.
Esto último se había manifestado en los andes centrales y en la costa norte peruana, mientras que en la costa sur se había limitado a incidir en los estilos artísticos sin poder, sin embargo, imponer un poder capaz de organizar obras de gran envergadura; la meseta del lago Titicaca, en cambio, había quedado fuera del contexto cultural de chavín, como parece indicar la ausencia de hallazgos atribuibles a él.
Entre las civilizaciones más importantes que surgieron durante el Intermedio Temprano se encuentran los mochica en la costa norte del actual Perú, las de recuay en la zona montañosa de Ancash y los nazca en la costa sur; otras culturas de la época, conocidas casi exclusivamente por su producción artística, son Lima en la costa central, Pucará en el sur de Perú y Chiripa en el norte de Bolivia.
El final del Intermedio Temprano y el inicio del Horizonte Medio coinciden con la expansión de la influencia de las culturas Wari y Tiahuanaco, que a partir del siglo VIII formaron dos verdaderos imperios suprarregionales.