José Carlos Mariátegui

Entre sus antepasados se contaba el ilustre pensador liberal Francisco Javier Mariátegui y Tellería.

Su convalecencia fue larga y quedó con una anquilosis en la pierna izquierda que lo acompañaría el resto de su vida.

Por haber quedado inhabilitado para las recreaciones propias de su edad, frecuentó desde entonces la lectura y la reflexión.

Se hizo amigo del escritor Abraham Valdelomar con quien formó un dúo diletante cuyos duelos de ingenio eran reproducidos por ellos mismos en sus crónicas.

Por esa época (llamada luego despectivamente por él mismo como su «edad de piedra») cultivó con entusiasmo la poesía pero nunca publicó su anunciado poemario titulado Tristeza.

En 1919 e igualmente en colaboración con Falcón fundó el diario La Razón, desde donde apoyó la reforma universitaria y las luchas obreras.

Dicho diario tampoco tuvo larga vida y fue clausurado por el gobierno del presidente Augusto B. Leguía, oficialmente por haberse expresado despectivamente de los miembros del parlamento, aunque lo más probable fuera por los crecientes reclamos populares que alentaba desde sus páginas.

Según su análisis, la victoria del fascismo es el precio que un país debe pagar por las contradicciones de la izquierda.

Abandona Italia y recorre Europa a la espera de poder volver al Perú.

[14]​ Durante ese recorrido estudia los movimientos revolucionarios que convulsionan el continente europeo después de la guerra.

En 1926 fundó la revista Amauta (en quechua sabio o maestro), que cohesionó a una amplia generación de intelectuales en torno a una nueva apreciación del quehacer nacional y dio impulso al movimiento indigenista en arte y literatura.

Fue enterrado en el Cementerio Presbítero Maestro con un masivo cortejo fúnebre[23]​ y en 1955, conmemorándose los 25 años de su muerte, fue trasladado a un nuevo mausoleo en el mismo cementerio (un túmulo de granito obra del escultor español Eduardo Gastelu Macho).

La independencia se decide entonces por las necesidades del desarrollo capitalista, en ese sentido, Inglaterra cumplió un papel fundamental al apoyar a las nacientes naciones americanas.

Estos productos también permitieron la consolidación del poder de la costa, ya que hasta entonces, la minería había configurado a la economía peruana un carácter andino.

Este sistema, permitió el desarrollo solo de los países Atlánticos, ya que las distancias eran enormes para los países que se encontraban en la costa del pacífico como el caso del Perú.

Pero esta guerra también significó la paralización de toda la producción nacional y el comercio, así como la pérdida del crédito exterior.

El poder cayó temporalmente en manos de los militares, pero la burguesía limeña pronto recuperó su función.

Se planteó el Contrato Grace como una medida para salir de la crisis.

Y apuesta a la lucha revolucionaria, desata el culto a la violencia y contra el nuevo orden del Estado fascista, concebido como estructura autoritaria vertical de corporaciones.

Mariátegui vislumbró cómo el triunfo del fascismo estaba inevitablemente destinado a exasperar la crisis europea y mundial.

En vida, Mariátegui publicó solo dos libros (La escena contemporánea y los Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana), dejando inacabados e inéditos dos más (El alma matinal y Defensa del marxismo publicadas en 1950 y 1955, respectivamente, aunque gran parte de ellos ya había sido publicada en la prensa).

Todas estas obras, sumadas a su abundante producción periodística recopilada (entre artículos, conferencias, ensayos y una novela breve), han sido editadas por sus herederos (su esposa y sus hijos), hasta llegar a conformar 20 tomos.

Si hablamos de las «obras completas» propiamente dichas, estas solo suman en realidad 16 tomos.

José Carlos Mariátegui
Mariátegui a los 10 años de edad, junto a su hermano Julio César (1904).
José Carlos Mariátegui a la edad de 23 años
Artemio Ocaña , José Carlos Mariátegui y F. Gulda en las inmediaciones de la plaza de San Pedro , Roma . 1922
José Carlos Mariátegui junto con sus 4 hijos (1929).
Cortejo fúnebre de Mariátegui pasando por la plaza de Armas de Lima .
José Carlos Mariátegui (fotografía de Federico Sal y Rosas). Febrero de 1930.
Tumba de José Carlos Mariategui, en el cementerio Presbítero Matías Maestro .
Portada n.º 1 de Amauta .