La escena contemporánea inauguró las publicaciones de la Editorial Minerva, fundada por el mismo Mariátegui (1925).
El autor no hizo ningún cambio sustancial en dichos artículos y solo se limitó a hacer algunas enmiendas formales.
Lo repudió íntegramente y con ejemplar constancia e insistió siempre, en medio de su apogeo, que era un fenómeno transitorio.
Estuvo muy certero cuando señaló la trascendencia del apoyo de las fuerzas revolucionarias a los pueblos coloniales.
Se entiende que el autor dedicara una obra a temas políticos-sociales y hasta económicos de Europa, pues había recorrido dicho continente, donde hizo, a decir de él mismo, su mejor aprendizaje.