Fue descubierto en 1933 por el arqueólogo Julio C. Tello, quien lo reconoció como una expresión derivada de la cultura chavín, al expandirse esta por la costa ancashina.
La construcción que Tello halló en Cerro Blanco está compuesta de plataformas superpuestas “cuyas ruinas han sido sepultadas por las capas aluviales y por las nuevas estructuras construidas sobre ellas”.
En ella, Tello documentó tres fases de ocupación, atribuyendo la más temprana a su «Periodo Chavín».
Como ya quedó dicho, Tello realizó los primeros estudios de Cerro Blanco en el ahora llamado Montículo 2.
Delante del frontis se encuentra una banqueta de aproximadamente 1,20 x 0,80 m, decorada con relieves.
Específicamente, en la pared del frontis se halla representado un rostro felino visto frontalmente, de boca agnática (sin mandíbula), provisto de colmillos, con el ceño fruncido y ojos rectangulares con pupilas excéntricas.