Se denomina tapial en España y la cuenca mediterránea, o tapia en Hispanoamérica, a la pared que se hace con tierra amasada, mediante una antigua técnica que consiste en construir muros con tierra arcillosa húmeda, compactada a golpes mediante un "pisón", empleando para conformarla un encofrado de madera llamado propiamente tapial.
Posteriormente se mueve el encofrado a otra posición contigua para seguir con el muro.
Según Corominas,[2] la palabra tapia es prerromana, exclusiva de las lenguas ibéricas y el occitano.
Posteriormente, la técnica del tapial se exportó a Iberoamérica, donde recibe el nombre de tapia.
Los ejemplos son la excepción a la regla, hechos en piedra arenisca, ya que la mayoría eran construcciones en tierra.
La piedra constituye el punto culminante de una evolución edilicia que no todas las reducciones alcanzaron.
Los poblados provisionales del siglo XVII se construían con estos sistemas, razón por la cual sus ruinas hoy no presentan muros en elevación, pero sí un gran número de montículos de adobe y tapia derruidos.
Aun con los inconvenientes señalados el adobe y la tapia eran los materiales que predominaban en la mayoría de las reducciones jesuíticas del Guairá.
Originalmente la ciudad de Buenos Aires se encontraba construida en tierra sea tapia o adobe.
Resisten el paso del tiempo construcciones en las provincias de Córdoba, Santa Fe, Salta y Tucumán.
Muchos países del norte y este africano, así como del oriente próximo, han utilizado y todavía utilizan profusamente el sistema de tapia o tapial, por ser un método que exige muy poca tecnología.
Una solución para estabilizar muros de tierra compactada o tapial contra los impactos horizontales del sismo es utilizar elementos verticales de madera o bambú dentro del muro, anclados con el sobrecimiento y fijados al encadenado.
Los elementos de refuerzo horizontal son poco efectivos e incluso pueden ser peligrosos, debido a que no se puede apisonar bien la tierra debajo de los mismos y ya que el elemento de refuerzo no tiene una anclaje con la tierra se debilita la sección en estos puntos y pueden aparecer quiebres horizontales durante el sismo.
Las construcciones llevadas a cabo con esta técnica tienen propiedades bioclimáticas ya que hacen "efecto botijo" o "vasija de barro",[cita requerida] manteniendo una temperatura relativamente estable en su interior durante todo el año, tanto en verano con calor extremo, como en invierno con un frío intenso.
Para asegurar la estabilidad de la obra una vez terminada, es conveniente utilizar tierra que haya estado un año removida y expuesta a la intemperie.
Por esta razón debe aislarse del suelo; muy normalmente se debe hacer un plinto o zócalo de piedra, a menudo aparejada en seco, para evitar que absorba la humedad del terreno, sobre todo cuando llueve.
Lógicamente es una técnica de construcción inadecuada para lugares con un clima extremadamente lluvioso por la erosión que puede llegar a causar el agua en los muros si estos no reciben el mantenimiento adecuado.
Si se hace una adecuada cimentación, con impermeabilización superior, la posibilidad de humedad por capilaridad, es mínima.