Esto debido a que una corriente de aire con bajo tenor de humedad sobre la piel produce su desecación, con el consiguiente disconfort.
Esto implica que durante el día la ventilación de los locales será mínima y deberán ser umbríos (sombreados) reduciendo todo lo posible la incidencia de la radiación solar directa y difusa.
Esta estrategia de diseño pasivo es conveniente acompañarla de masa térmica o inercia térmica en la envolvente (muros, techos, pisos) del edificio a fin de que amortigüen la onda térmica exterior.
Deberán preverse aberturas en los edificios para permitir con seguridad su ventilación nocturna.
Todas estas estrategias que en los años 50 pertenecían al diseño climático, en los 80 al diseño bioclimático hoy se encuentran incluidas en el diseño ambientalmente consciente y la arquitectura sustentable.