Esto se consigue mediante una serie de estrategias: En los años ´70 cuando ocurrió la primera gran crisis del petróleo la mayoría de los países desarrollados establecieron un control de la eficiencia energética edilicia, en particular Suecia, Alemania, Inglaterra y Francia.
Estos además implementaron políticas activas para el ahorro de energía en edificios.
Otros países con clima más moderado y no tan energo-dependientes como España e Italia establecieron normas de calidad térmica edilicia con estándares bastante más bajos.
Esta norma propone una etiqueta y clasifica a los edificios en ocho niveles de eficiencia.
El indicador utilizado es el tau medio ponderado (τm) que se define como la diferencia de temperatura superficial interior media ponderada de techos, muros, pisos en contacto con el exterior, puertas y ventanas y la temperatura interior de diseño según zona bioambiental (IRAM 11603).