Entramados similares a la quincha han sido usados en las construcciones desde muy temprano en el Antiguo Perú,[2] y en el Virreinato del Perú, su utilización masiva se difundió como material antisísmico debido a su poco peso y elasticidad.Además su ligereza facilita su montaje, aminora las cargas sobre la edificación y en caso de colapso no provoca demasiados daños.Se pueden construir utilizando una variedad de materiales, lo que permite su adaptación a las disponibilidades locales.Al tener materiales prefabricados acelera los tiempos de construcción y reduce los costos.Consisten en bastidores de madera de un ancho entre 80 y 120 centímetros, rellenos con caña trenzada y una vez colocados se procede a recubrirlos con barro o algún otro material como yeso o cemento.