Su principal contrincante sería Alejandro Toledo, del partido Perú Posible.
[2] Debido a que el voto era obligatorio y quien no se presentara a votar podía ser multado, Toledo pidió entonces a sus partidarios que impugnaran sus votos, lo que llevó a que más de un 29% de los votos de la segunda vuelta fueran nulos, y Fujimori obtuviera teóricamente el 74% de los sufragios, siendo juramentado para su tercer mandato.
[3] Meses después, ante la inestabilidad política provocada por su victoria y tras el escándalo de los Vladivideos, Fujimori anunció que se realizarían nuevas elecciones y dimitió por fax desde un hotel en Japón.
Según la Constitución política del Perú de 1993, un Presidente solo podía tener dos mandatos.
[6] La congresista Lourdes Flores Nano buscó en 1997, junto con otros parlamentarios de oposición, una salida legal que impidiese la segunda reelección.
Por ejemplo, el Departamento de Estado de los Estados Unidos señaló que los generales del ejército peruano habían sido amenazados con la destitución si permitían la realización de protestas contra el gobierno en sus respectivas jurisdicciones, proporcionando al ejército un incentivo para reprimir a los manifestantes antigubernamentales.
La pluralidad de estas boletas se llenó con votos para Fujimori y sus aliados electorales.
[16] Los demás candidatos no obtuvieron más del 3% de los votos, por lo que la elección se polarizó totalmente entre Fujimori y Toledo.
Para la segunda vuelta, Alejandro Toledo pidió a los electores que vicien su voto colocando «NO AL FRAUDE», con motivo de las acusaciones de fraude electoral en la primera vuelta.
Estas nuevas elecciones contaron con la supervisión de Jimmy Carter, quien criticó el fraude electoral en su informe Peru Trip Report.