Sus investigaciones lo plasmaron en una célebre obra en tres tomos, con litografías y dibujos de excelente calidad artística, publicada en Berlín en 1880-1887.
Posteriormente, trabajó en el sitio otro alemán, el arqueólogo Max Uhle (1904), el verdadero iniciador de la arqueología científica en el Perú, quien amplió los aportes de Reiss y Stübel, desenterrando más contextos funerarios y llegando a valiosas conclusiones sobre la necrópolis.
Luego trabajaron en el lugar Paul Berthon (1907), nuevamente Uhle (1908) y Aleš Hrdlička (1913).
Tello excavó también 264 contextos en Las Colinas que fueron analizados y descritos por su discípula Rebeca Carrión Cachot (1951).
Rogger Ravines publicó parcialmente los resultados de estas investigaciones en 1979 y en 1983.
Durante mucho tiempo se consideró al sitio como de carácter funerario, debido a los innumerables contextos funerarios descubiertos a partir del último tercio del siglo XIX.
En la zona llamada Necrópolis se ha registrado una serie de viviendas que pertenecerían probablemente al Horizonte Medio, además de otras más tardías que abarcarían desde el Intermedio Tardío hasta el Horizonte Tardío, es decir, en plena época inca, entre los siglos XV y XVI.
El suelo árido explica la especialización de estos pueblos en el aprovechamiento de los recursos marinos, aunque debieron también obtener recursos complementarios por medio del intercambio o comercio con grupos dedicados a la actividad agrícola.