[6][7] Asimismo, se capturó, torturó y encarceló los practicantes de las religiones originarias.
[11] Cualquier adoración a otros ídolos, fueron calificadas como paganas, infieles o idolátricas.
[11] El contexto de la época marca a los evangelizadores y conquistadores con ideologías cristianas como la del filósofo italiano del siglo XIII Tomás de Aquino, quien advierte que tanto la herejía como la idolatría son pecados contra la fe y «que cualquier cosa inventada por el hombre para hacer y adorar ídolos o para dar culto a una criatura es supersticioso».
[12] La lucha contra las religiones originarias, especialmente las andinas, se había iniciado con la Conquista en el siglo XVI.
Posterior a estos sucesos llevaron cien indígenas al juez de Castrovirreyna para que los azotase "cruelmente" y los llevase a la cárcel; estando en prisión "sin darle de comer ni ropa" se murieron 80 indios según lo contado por este cronista:[19]
Con el dolor dixeron que tenía uacas ýdolos; mostrauan piedras de deferentes maneras.
En el texto citado, Guamán Poma nos cuenta que los curas lucraban con los objetos de plata quitados a los indígenas.
[16] La extirpación de idolatrías se llevó a cabo hasta fines del siglo XVIII e inicios del siglo XIX; un caso muy notable fue el sucedido entre 1751 y 1755 en el pueblo de Andagua (Arequipa) con el cacique Gregorio Taco y sus seguidores, denunciados por idolatria al descubrirse que adoraban mallkis, paqarinas y machayes.
Los investigadores inicialmente encontraron documentos sobre la extirpación de idolatrías en el Virreinato del Perú.