Después del golpe, los jefes de la Marina y la Fuerza Aérea se adhirieron a la nueva cúpula gobernante.
Entre estos destacaban el General de División EP Francisco Morales Bermúdez y cuatro coroneles: Rafael Hoyos Rubio, Jorge Fernández Maldonado, Leonidas Rodríguez Figueroa y Enrique Gallegos Venero.
Estos oficiales, formados en el antiguo Centro de Altos Estudios Militares (actual CAEN), se dedicaron previamente a estudiar la realidad política, social y económica del Perú y concibieron un plan que, a su juicio, solucionaría la grave crisis general que el país experimentaba en aquel entonces.
Este era el nombre de unos yacimientos petrolíferos situados en la costa norte peruana y explotados entonces por una compañía estadounidense, la International Petroleum Company (IPC).
Los militares retiraron al depuesto presidente Fernando Belaunde Terry de Palacio y lo deportaron a Buenos Aires.
El Gobierno Revolucionario dio a conocer, en la noche, el texto de un Decreto Ley Nº 17065 que declaraba la nulidad del Acta de Talara y del convenio entre el Estado Peruano y la International Petroleum Company.
El día 6 se abrieron las puertas de Palacio para recibir al General Manuel Odría, quien concurrió a felicitar al presidente Velasco y a los Ministros por el éxito del golpe.
La Confederación General de Trabajadores del Perú, comunista, sin reconocimiento oficial, lanzó un violento documento rechazando el pronunciamiento militar".. que ha venido a quebrar el orden constitucional".
En este clima, en el que todo parecía volverse contra el nuevo Gobierno, el arquitecto Fernando Belaúnde Terry intentó, espectacularmente, regresar al Perú.