[9] La selva del oriente era un tema de interés para el gobierno peruano, Belaúnde Terry ya había dejado claro en su obra La conquista del Perú por los peruanos, publicada en 1959, que la amazonía tenía que ser aprovechada por sus recursos naturales, especialmente la madera, y conectar las ciudades amazónicas al resto del país vía carretera.[10] En el aspecto cultural, el genocidio matsé también formó parte del choque entre el mundo mestizo occidental civilizador y el mundo indígena amazónico, pues a pesar del mestizaje en las poblaciones de la costa y los andes, figuras relevantes como César Lévano aplaudieron el accionar del gobierno una publicación en Caretas dijo: Los miembros de las Fuerzas Armadas del Perú que participaron en las operaciones antimatsés fueron recibidos con arengas cuando volvieron a Lima; además, el gobierno de Belaúnde intentó justificar su accionar al acusar a los indígenas de estar formando guerrillas comunistas.Loreto era entonces un territorio desconectado del resto del país, con la fiebre del Caucho se volvió un área que atrajo a buscadores de fortunas, ya en ese entonces el empresario Julio César Arana llevó a cabo el denominado Genocidio del Putumayo entre 1879 a 1912 en donde los pueblos indígenas de las cuencas de los ríos Putumayo y Caquetá fueron esclavizados para la extracción obligatoria de caucho aprovechando que en ese entonces se libraba el conflicto limítrofe entre el Perú y Colombia.[10] El accionar del gobierno fue calificado de manera positiva por toda la sociedad peruana.[12] Luego de la caída del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada, el genocidio de 1964 no fue tomado en importancia por parte del Estado, aunque en tiempos contemporáneos se crítica que Belaúnde haya tenido un comportamiento hostil contra los matsés que solo se defendían y un comportamiento dócil hacia los atentados del grupo terrorista Sendero Luminoso al inicio del conflicto armado interno en 1980 durante su segundo gobierno.