Esta rebelión, al igual que su antecedente, la insurrección de Tacna de 1811, se puso en relación con los revolucionarios argentinos, que en 1813 invadieron por segunda vez el Alto Perú, esta vez bajo el mando del general Manuel Belgrano.
La segunda expedición argentina al Alto Perú fue comandada por el general Manuel Belgrano.
Este se puso en marcha hacia Tucumán, donde derrotó a las fuerzas realistas que bajo el mando del general Pío Tristán habían penetrado por esa zona (24 de septiembre de 1812).
La mayoría de la población estaba decidida por la independencia y los papeles revolucionarios circulaban a raudales por toda la ciudad.
Con ese propósito envió emisarios a varios lugares de esa región.
Al día siguiente Juan Francisco Paillardelli partió hacia el campamento de Belgrano, con la buena nueva del éxito logrado en Tacna.
Estando ya listos para continuar la marcha hacia Tacna, les salieron al encuentro las tropas patriotas de Paillardelli.
Los patriotas atacaron desordenadamente, mientras que los realistas mostraron más disciplina y cohesión.
La acción duró solo 30 minutos, culminando con la derrota y retirada de los patriotas, que regresaron a Tacna.