José Manuel de Goyeneche

Tuvo un destacado papel en las guerras de independencia hispanoamericana comandando al Ejército Realista en los virreinatos del Río de la Plata y del Perú y recuperando el control español en ese territorio.En 1797, en la batalla en la que la escuadra inglesa al mando del Contralmirante Nelson bombardea la ciudad, toma parte en la batalla al frente de doscientos granaderos en defensa de la plaza.En mayo de 1805 presentó a Manuel Godoy una detallada memoria sobre lo visto en Europa.Junto con el encargo anterior llevaba una orden, fechada el 20 de junio, y firmada por hombres relevantes de la Junta (Saavedra, Díaz, Bermudo, Flores, Checa, Zambrano, Coca y Miñano) en la que se ordenaba a los gobernadores de los puertos españoles en los que hiciera escala que apresaran los barcos franceses que llegaran a aquellas plazas tomando como prisioneros de guerra a su tripulación.Le acompañaba el capitán de fragata Juan José Sanllorente con órdenes similares a las suyas para Chile.La Junta de Sevilla obtuvo un salvoconducto para el Nuestra Señora del Carmen del almirante inglés Colligwood y pliegos para el almirante William Sidney Smith que mandaba la armada inglesa en mares del sur y desconocía que la Junta estaba en conversaciones de paz con los ingleses.Esas conversaciones las habían abierto los generales Jácome y Apodaca por mandato de la misma.UU. ya había efectuado dos viajes particulares al Río de la Plata.Goyeneche, dando cuenta de estos hechos al Virrey del Perú, en carta fechada el 27 de agosto, escribía que Sassenay llevaba «documentos ordenando se reconociera a un llamado José primero, apoyando tan inaudita misión con las órdenes nulas y violentas de algún español que firmaba» (en referencia a José Miguel Aranza).Con sus dos pliegos, Goyeneche volvió a Cádiz y se embarcó finalmente en compañía del emisario francés de Murat.El Nuestra Señora del Carmen llegó a las islas Canarias el día 3 de julio y José Manuel de Goyeneche proclamó a Fernando VII como rey legítimo.Goyeneche, según Muñoz, aceptó el encargo comprometiéndose solamente a actuar de mensajero.En una carta confidencial que Carlota escribió a su secretario privado José Presas afirma:Según el político y revolucionario argentino Manuel Moreno, Goyeneche llegó a Montevideo con los tres pliegos para sendas misiones reservadas.En Montevideo un cabildo abierto formó una Junta y nombró al gobernador Elío como su presidente.Al comprobar la lealtad del virrey a Fernando VII, se proclamó realista.Con el objeto de asegurar los fondos necesarios para proseguir su misión, Goyeneche no dudo en condenar a Elío: «Trasladado a Buenos Aires fue diferente su lenguaje, y unido con Liniers y los oidores, de quienes esperaba caudales y créditos para proseguir su misión a Lima blasfemó de la conducta del jefe de Montevideo y lo caracterizó refractario.»[13]​ Tuvo sin embargo tratos con Álzaga, a quien dejó entrever que el gobierno peninsular vería con agrado que se depusiera a todo gobierno americano sobre cuya lealtad pudiera haber dudas: «No por eso dejó de insinuarse privadamente con los individuos del Cabildo que ya se hallaban sumamente alarmados con los manejos de Liniers, que sería acertado y muy conformes a las ideas de la metrópoli se separasen en América los mandatarios sospechosos y se erigiesen unos gobiernos populares que vigilasen sobre la seguridad pública.»[13]​ Estas manifestaciones dieron respaldo a Álzaga para seguir adelante con su plan, que desembocaría en la abortada revolución del 1 de enero del año siguiente.Goyeneche siguió hacia el Alto Perú, camino de Lima.Aunque a principios de noviembre Goyeneche, quien tenía potestad de la Junta Central para destituir a todos los oidores, fue recibido por la Audiencia, y esta no mantuvo su postura que también desafiaba la autoridad del Virrey de Buenos Aires, su oidor regente Antonio Boeto, intimado por Goyeneche, creó cierto revuelo que se concretó en una manifestación pública.Como señala Manuel Moreno en su obra Vida y memorias de Mariano Moreno: Según Ramón Muñoz, Goyeneche entregó los documentos que le había encargado la Infanta Carlota al presidente Pizarro, quien los derivó a la Universidad Mayor Real y Pontificia San Francisco Xavier de Chuquisaca para que un Claustro de Doctores diese su parecer.Permaneció en el cargo hasta 1814, oportunidad en que se produjo su traslado como oidor a la Real Audiencia de Lima.Abascal se resolvió a no esperar más, y de inmediato dio las órdenes para el levantamiento de una fuerza que impusiera el orden.Goyeneche se puso inmediatamente en marcha para el río Desaguadero, línea divisoria de ambos virreinatos españoles.Así en el Catecismo Político Christiano, el primer documento del movimiento juntista chileno, que circuló en Santiago poco antes del cabildo abierto de septiembre de 1810, lo señalaba en estos términos:[22]​Señor Virey de Buenos-Ayres, y demás autoridades legalmente constituidas», pues solo la autoridad real podía desmembrar el territorio definitivamente del virreinato de Buenos Aires.En pocas semanas ocupó todas las provincias del Alto Perú, incluyendo las ciudades de La Paz, Cochabamba, Chuquisaca y Potosí, recuperando el dominio español de todo aquel vasto territorio.Tristán, por iniciativa propia, atacó al Ejército del Norte argentino comandado por Manuel Belgrano sin comunicarlo a Goyeneche, siendo derrotado en la batalla de Tucumán.Unos meses más tarde, Tristán fue cercado y nuevamente derrotado en la batalla de Salta, cayendo prisionero todo su ejército.Tras las derrotas sufridas por Tristán, que Goyeneche consideraba consecuencia de lo anterior mientras que Abascal las atribuía a la imprevisión del general, presentó su dimisión como general en Jefe y fue sustituido por Joaquín de la Pezuela.Téngase en cuenta que en esta primera etapa de la guerra, el ejército realista se encontraba compuesto totalmente por americanos siendo que los primeros refuerzos europeos llegarían al Perú en abril de 1813.
Retrato de Fernando VII (1815), por Goya ( Museo del Prado ).
Ejecución de Murillo .