El cementerio se ubica en la margen derecha superior del río Manzanares, entre los puentes de Segovia y Toledo.
La ermita, la Sacramental y los terrenos colindantes fueron confirmados en su posesión a la Sacramental por el rey Fernando VII en 18 de septiembre de 1814.
[5] Durante el siglo XIX se convirtió en el cementerio de la nobleza de Madrid, siendo el preferido por la aristocracia, los políticos, los grandes burgueses y los artistas, lo que nos ha legado, entre sus siete patios, un conjunto de panteones de gran calidad arquitectónica y artística dentro del monumento funerario.
Entre los arquitectos se encuentra Arturo Mélida[6] y entre los escultores el catalán Agustín Querol.
A lo largo del siglo XX se seguirían construyendo este tipo de estructuras, aunque su auge tendría lugar durante el período de la Restauración.