Desde los diecisiete años (1862) participó en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes.
En la edición de 1867 empezó a tener reconocimiento en el mundo del arte, al recibir la Mención Honorífica de Primera Clase por un grupo escultórico en yeso llamado La Virgen con su Hijo en el regazo.
En 1877, su tercer año como pensionado en la capital italiana, realizó en yeso su obra más célebre: El Ángel Caído, inspirada en unos versos de El paraíso perdido de Milton.
Un año después la presentó a la Exposición Nacional de Bellas Artes (celebrada en Madrid), donde obtuvo con ella la Primera Medalla.
En 1879 su director, Benito Soriano Murillo, sugirió exponerla al aire libre, y por ello se cedió al Ayuntamiento de Madrid.