[9] Gracias a esta estabilidad, Lima inició una política expansionista que le permitió recuperar muchos territorios perdidos en las reformas del siglo anterior.
Muchos hacendados habían plantado tabaco en sus propiedades, pero las autoridades amenazaban con incendiar las plantaciones.
[18] Como otras ciudades andinas, numerosas comunidades rurales de indios y mestizos la rodeaban.
Al enterarse, el subdelegado y teniente coronel del regimiento de infantería, Diego García, como otras autoridades de la zona, emparentado con la influyente familia Llanos,[20] envío veinte rifleros al mando del alférez Agustín Pérez a defender la posición.
Sus iguales que ahí vivían no dudaron en darles importante ayuda militar.
[22] Al entrar en el pueblo, los rebeldes se dispusieron a saquear todo, empezando por las tiendas de los europeos, donde se embriagaron con licor y ebrios pasaron a las casas de los criollos, odiados por viejas rencillas.
En la jornada del 26, se convoca a cabildo abierto alegando que Huánuco carecía de autoridades para mantener el orden.
[23] Se constituye una junta de gobierno con el criollo Domingo Berrospi como subdelegado y general en jefe.
Juan José Crespo y Castillo, uno de los principales conspiradores, quedaba como teniente general.
Pero el nuevo subdelegado responsabiliza a Contreras del saqueo, lo arresta y ejecuta antes de poder ser liberado.
[32] El día 17 ambos bandos acampan en las dos orillas del río Huácar o Guacar, entre medio un pequeño puente llamado Hynacocha que comunica con Ambo, a cuyo lado comienza la pequeña llanura de Ayancocha, camino a Huánuco.
[37] Una cifra mucho más moderada sería de 250 muertos y otros tantos heridos.
[33] Los españoles sufren cinco heridos, cuatro por pedradas y uno grave, pues una bala de escopeta le llegó a ambas piernas.
[42] Revueltas siguieron ocurriendo en la provincia de Huaylas, en 1815 un pequeño motín fue prontamente sofocado.
[43] El mismo año hubo una intentona en Arica liderada por José Gómez, antiguo partícipe en los movimientos tacneños.