Inicialmente, el proyecto se enfrascó en explorar la región, para descubrir y registrar los yacimientos arqueológicos, que en total llegaron a más de 500.
Luego se concentró en explorar y estudiar el que es sin duda el más importante de todos esos sitios: Cerro Baúl.
Integraron el proyecto un grupo de investigadores: Michael Moseley, Robert Feldman, Irene Pritzker.
La cima del Cerro Baúl se encuentra cubierto en su lado sureste por una ciudadela en ruinas de aproximadamente 8 hectáreas.
Durante varios siglos, Cerro Baúl dominó esta frontera entre los imperios de Wari y Tiahuanaco.
Los numerosos batanes (moledoras de piedra) hallados en Cerro Baúl habrían sido utilizados para preparar alimentos o para moler cobre.