La Galgada

[3]​ Debido a que está situada en la quebrada de un afluente del río Santa, se le considera perteneciente a la región de la Sierra; aunque su medio ambiente, su ubicación geográfica e hidrográfica justificarían también su atribución al ámbito costeño.

[7]​ A pesar de estos cambios, muchos elementos de la sociedad andina se mantuvieron igual que en milenios anteriores; por ejemplo, como sugiere su nombre, el Precerámico también fue un período en el que la sociedad andina aún no había desarrollado la tecnología cerámica y, por lo tanto, no tenía cerámica para cocinar o almacenar.

[8]​ Del mismo modo, las comunidades andinas en el pre-cerámico no habían desarrollado la agricultura o domesticado flora o fauna, en lugar ganaban la mayor parte de sus alimentos en lo que podían cazar o recolectar del medio silvestre, tal como lo hicieron sus predecesores del Periodo Lítico, aunque hay pruebas de que algunas plantas silvestres habían comenzado a cultivarse intencionalmente.

[12]​ Pruebas radiocarbónicas, niveles estratigráficos y análisis contextuales han permitido fechar este sitio en el periodo Arcaico Tardío o Precerámico, entre los años 2700 a 2000 a. C.[13]​ Existen sin embargo, indicios de ocupación hasta el Formativo Inferior (1800 a. C.).

[5]​ En la década de 1960, La Galgada se había convertido en una ciudad minera ajetreada, y el sitio había sido amenazado por saqueadores que querían excavar el sitio en busca de artefactos valiosos.

[14]​ Los recintos ceremoniales de La Galgada pertenecen a la llamada Tradición Mito o Tradición de los Altares del Fuego Sagrado, propia del Arcaico Tardío, a la que también pertenecen Kotosh-Mito (Huánuco), Piruro (Huánuco) y Huaricoto (Áncash).

El nivel bajo contiene al centro un pequeño pozo que servía de fogón, conectado a un pequeño conducto de ventilación que corre por debajo del piso hacia el exterior del cuarto.

En torno a ellos se descubrieron asociados una serie de habitáculos pequeños en plantas ovaladas, circulares y rectangulares.

Los arqueólogos descubrieron al menos 40 diferentes etapas o remodelaciones a las que llamaron "pisos".

Las cámaras con piso hundido y fogón al centro, de uso ceremonial, fueron reutilizadas para entierros.

Todos estos entierros estaban asociados con cestos de totora y otros utensilios.

Es posible que estos mechones hubieran pertenecido a los propios cadáveres, a quienes les faltaba pelo en la cabeza, y en cambio usaban sombreros que parecían "improvisados" en diseño, como si originalmente hubieran sido bolsas y una canasta.

Las construcciones crecieron continuamente, hasta convertirse las cámaras en lugares de enterramiento y levantarse luego otra estructura ceremonial sobre ellas.