Este fragmento sugiere que existían cuatro estelas con esta misma representación: dos en el cuadrante noreste y dos en el cuadrante sureste, todas mirando hacia la escalera que lleva a la galería del Lanzón de Chavín.
[4] La importancia de esta estela radica principalmente en que es el hallazgo iconográfico más claro respecto al uso ancestral y ritual del cactus Echinopsis pachanoi en los Andes.
El sitio se encuentra en el distrito homónimo, en la provincia de Huari, en la región Áncash.
[7] Las lápidas halladas del cuadrante noroeste muestran seres antropomorfos como si caminasen en una procesión de derecha a izquierda hacia la escalera este, la mayoría portando algún objeto en su mano.
[11] La cronología del sitio ha sido discutida a lo largo de las investigaciones durante varias décadas.
[8][19] Se interpreta que son miembros antropomorfizados de la casta sacerdotal de Chavín —incluidos músicos y danzantes—[20] que van en procesión junto a los jaguares (esculpidos en las estelas rectangulares en el friso inferior) hacia la escalera este que lleva a la galería del Lanzón, donde se ubica la principal representación escultórica en piedra del templo: el Lanzón o gran huanca de Chavín.
[29] En 2001, en esa misma galería, John Rick realizó excavaciones y encontró veinte caracolas (pututu en quechua) esculpidas en bajorrelieve.
[1][36][37] En sitios como Tembladera y Cupisnique en la región Lambayeque se han hallado más de 32 representaciones en cerámicas del cactus San Pedro asociadas a felinos con manchas, serpientes y aves de rapiña.
[49][50] Es así que al sitio hoy se le conoce como centro ceremonial Chavín de Huántar.
[58] El arqueólogo John W. Rick argumentó que «en los múltiples medios creados o usados —paisaje, arquitectura, decoración, luz, sonido, drogas— encuentro evidencia de una manipulación finamente sintonizada por parte de los planificadores, ejecutores y orquestadores del sitio».
[67] El ser antropomorfo representado en la estela reúne, como Lumbreras lo describe, atributos de serpiente, águila y felino.
Este sería el mensaje de transformación chamánica al que se refiere Burger.
[33][67] Asimismo, dado que el personaje está portando un cactus San Pedro en una plaza ceremonial, este hecho acentúa el argumento de que «el cactus estuvo integrado al culto chavín» y fue utilizado en los rituales.
[67] Esto último es coherente con lo mencionado por Mircea Eliade en su libro El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis: «Incorporar un animal durante la sesión es, como hemos visto a propósito de los muertos, más que una posesión, una transformación mágica del chamán en ese animal».