Grito de Montán

Marchó a Lima con el cuerpo de milicias que organizó en Cajamarca para colaborar con la defensa nacional.

Tras porfiada lucha, cayó prisionero, junto con unos pocos sobrevivientes, entre los que estaban Guillermo Billinghurst y Carlos de Piérola.

En Europa y el resto de América se veía con escándalo que la guerra continuara indefinidamente.

Iglesias asomaba entonces en la política peruana invocando una posición muy radical y controvertida, esto es, ajustar la paz aunque fuera con cesión territorial.

[5]​ Por esos días, se hallaba en Lima su cuñado y emisario de confianza Mariano Castro Zaldívar, a quien había encargado que entrara en conversaciones con las autoridades chilenas.

La firma de la paz con Chile se imponía, pues el Perú, a su entender, había perdido la guerra en San Juan y Miraflores.

La lucha que se había venido prorrogando a nombre de un falso honor no se hacía, según él, contra Chile, sino contra "nuestros propios desventurados pueblos", pues ellos eran lo que sufrían la feroz represalia del invasor.

El día 30 dicha Asamblea invistió a Iglesias como Presidente Regenerador del Perú, con atribuciones especiales para negociar la paz con Chile, siempre que las condiciones impuestas por el vencedor no fueran tales que amenazasen la independencia nacional, ni segaran las fuentes de su regeneración y de su progreso.

Miguel Iglesias.