Tratado de Paucarpata

Esta operación militar y la posterior negociación diplomática se produjo frente a Paucarpata (Arequipa), cuyas alturas dominaban las tropas del Mariscal Santa Cruz en mejor posición y condición que la expedición restauradora.

Tras avanzar al interior y ocupar la capital del departamento la situación que los restauradores encontraron fue muy distinta a la que esperaban pues no se produjeron pronunciamientos a su favor ni les fue suministrado apoyo de ninguna clase.

Los restauradores había cometido el mismo error que el general Felipe Santiago Salaverry el año anterior, quien con su ejército restaurador también expedicionó desde Lima a Arequipa donde tras ser rechazado por la población fue derrotado en la Batalla de Socabaya por el ejército unido de Santa Cruz.

Con la finalidad de reconocer la posición confederada, el ejército restaurador desplegó unas columnas de infantería y caballería en el llano de Porongoche frente a la posición de Santa Cruz en las alturas, quien ordenó al general Blas Cerdeña disparará la artillería sobre los restauradores al tiempo que ordenaba a su caballería bajar al pie de San Lucas, ante ello la infantería restauradora se desplegó en guerrilla mientras su caballería se colocaba en retaguardía, sin embargo no se llegó a iniciar combate alguno pues las avanzadas resturadoras se retiraron a su campamento en Miraflores.

Durante la noche descansaron las tropas confederadas por mitades con el arma en la mano ante cualquier eventualidad.

La primera reunión, entre Irrisarri y Herrera, tuvo lugar en el poblado de Sabandía y duró más de cuatro horas durante las cuales Irrisari también exigió garantías para los peruanos venidos con la expedición, entre los que figuraban el general La Fuente y el coronel Ramón Castilla, lo cual Santa Cruz aceptó.

En los días siguientes el ejército chileno se dirigió a la caleta de Quilca de donde se reembarcó para su patria, quedaron en la ciudad, junto al coronel Antonio Irrisari, aproximadamente cien oficiales y soldados enfermos.

Las dos partes contratantes adoptan como base de sus mutuas relaciones el principio de la no intervención en sus asuntos domésticos, y se comprometen a no consentir que en sus respectivos territorios se fragüen planes de conspiración ni ataque contra el gobierno existente, y las instituciones del otro.

El gobierno protectoral reconoce en favor de le República de Chile el millón y medio de pesos o la cantidad que resulte haberse entregado al Ministro Plenipotenciario del Perú don José Larrea y Loredo, procedente del empréstito contraído en Londres por el gobierno chileno, y se obliga a satisfacerla en los mismos términos y plazos en que la República de Chile satisfaga el referido capital del empréstito.

Los intereses devengados por este capital y debidos a los prestamistas, se ratificarán por el gobierno de la Confederación en los términos y plazos convenientes para que el gobierno de Chile pueda satisfacer oportunamente con dichos intereses a los prestamistas.

El gobierno de la Confederación ofrece no hacer cargo alguno por su conducta política a los individuos del territorio que ha ocupado el ejército de Chile y considerará a los peruanos que han venido con dicho ejército como si no hubiesen venido.

Irisarri mandó entonces una carta particular a Santa Cruz en la que solicitaba que por un acto humanitario los enfermos chilenos no fueran tratados como prisioneros de guerra, en su respuesta el Protector, tras lamentar el reinicio del estado de guerra y los males que esta traería, le decía: Por los resultados de esta campaña fueron levantados cargos contra el general Manuel Blanco Encalada y el coronel Antonio Irisarri, aunque el primero de ellos fue finalmente absuelto no ocurrió lo mismo con el segundo que tras ser juzgado y condenado por alta traición hubo de exiliarse en Colombia para luego pasar a Estados Unidos, país donde fallecería en 1868 mientras ejercía como representante diplomático de Guatemala alcanzando notoriedad y reconocimiento en ambos países por su desempeño y producción literaria.

Manuel Blanco Encalada general en jefe de la primera expedición restauradora.
Antonio Gutiérrez de la Fuente proclamado y reconocido por los restauradores como Jefe Supremo del Perú tras la ocupación de Arequipa.
La firma del Tratado de Paucarpata significó el fin de la carrera militar del coronel Antonio José de Irisarri .