[3] A mediados de ese año se retiró del bloqueo con sus fuerzas para participar en la campaña de Chiloé bajo las órdenes del general Ramón Freire, quien logró tomar el último bastión realista en Chile.
En 1851, al estallar una revolución liberal en el país, sofocó un motín en Valparaíso ganándose de esa forma la gratitud del gobierno y siendo nombrado en 1853 diplomático en Francia.
Arribaron en La Coruña en donde se hospedaron en la casa del ilustre marino José de Bustamante y Guerra.
La situación económica del país hacía difícil poder ejecutar este proyecto pero mediante un buen manejo administrativo se pudo llevar a cabo.
Al realizarse estos trabajos, Blanco Encalada había sido llamado a Valparaíso para prestar servicio en la marina y ponerse bajo el mando del capitán de 2.º clase Juan Higginson, marino inglés al servicio de Chile.
La marina chilena contaba en esos momentos con la fragata Lautaro y el bergantín Águila que estaban a cargo de Higginson.
Por una solicitud que envió a O'Higgins sobre este problema, el gobierno suprimió las licencias de corso.
Entretanto en España, aprovechando la paz general con Francia desde 1814 y el regreso al trono de Fernando VII, se había planeado enviar refuerzos a América para poder someter definitivamente a las provincias que aún resistían el dominio español, pero la situación calamitosa de la economía peninsular y la inestabilidad de su gobierno por las ideas anti-monárquicas habían impedido su ejecución inmediata.
Los buques que la transportaban eran la Trinidad, Especulación, Escorpión, Atocha, San Fernando, Dolores, Magdalena, Elena, Jerezana y Carlota; y para escoltar estas naves iba la Reina María Isabel al mando del capitán de navío Manuel del Castillo.
[14] Blanco Encalada zarpó con la escuadra el 9 de octubre desde Valparaíso para dirigirse a Talcahuano tardándose diecisiete días en llegar debido al mal tiempo, lo que permitió que tres transportes españoles; el Escorpión, Atocha y San Fernando desembarcaran las tropas que tenía en el puerto de Talcahuano y prosigieran luego al Callao para llevar provisiones a ese puerto; y que también el 14 de octubre la corbeta Chacabuco, mandada por el capitán de corbeta Francisco Díaz se separara de la división patriota durante un fuerte temporal que duró dos días.
Blanco Encalada de inmediato despachó al bergantín Araucano, al mando del capitán Raimundo Morris, para hacer un reconocimiento de la costa y localizar embarcaciones del convoy español mientras que él se dirigió a la isla Santa María donde hizo prisioneros a 5 hombres de la fragata española Reina María Isabel que ya estaba fondeada desde el 22 en Talcahuano y había dejado en ese lugar a esos hombres para comunicarse con los transportes españoles que venían rezagados.
El 28 de octubre Blanco Encalada, luego de obtener la información necesaria, se dirigió con el San Martín y la Lautaro a Talcahuano donde se encontraba la Reina María Isabel, acercándose a ella con bandera inglesa e izando luego la chilena al estar a una distancia prudente para atacarla, los marinos españoles al notar esto y luego de un mediano cañoneo hicieron encallar el buque y lo abandonaron.
El triunfo de Blanco Encalada y la escuadra chilena habían desbaratado la última expedición realista contra Chile, impidiendo de esa manera que se robustecieran las fuerzas realistas en el sur del país.
[16] Fueron buenos momentos para Blanco Encalada, que además se había casado el 26 de noviembre, luego de su triunfal llegada, con la dama santiaguina Carmen Gana López, con quien tendría seis hijos: Florencio, Félix, Carmen, Mercedes, Teresa y Adolfo.
El gobierno logró contactar gracias a su representante en Reino Unido, José Antonio Álvarez Condarco, a lord Thomas Cochrane que era un marino británico que se había vuelto famoso por sus hazañas en las guerras napoleónicas.
A ambos marinos ahora les correspondería velar por el éxito de las operaciones navales que se llevarían en las costas peruanas.
El gobierno, molesto por este acontecimiento, lo sometió a juicio pero sería finalmente absuelto.
El 28 de ese mes llegaron al Callao en donde Cochrane para atacar el puerto y destruir la escuadra española había diseñado un hábil e incluso fantástico plan que era la utilización de cohetes Congreve junto a los buques explosivos.
Sin embargo, la escuadra bloqueó el puerto, y luego de algunos combates, apresó unos cuantos buques.
En esos momentos se esperaba la llegada de una división naval española proveniente de Cádiz, que iba bajo el mando del brigadier Rosendo Porlier y Asteguieta, para reforzar la escuadra del Pacífico.
[19] En 1822 Blanco Encalada, por orden del gobierno chileno, se había unido a las fuerzas independentistas que luchaban en el Perú.
Durante el bloqueo, Blanco Encalada logró capturar las únicas unidades sutiles que los realistas tenían en el Callao[23] y atacó sin pausas los reductos realistas de tierra causando bastantes estragos en sus filas.
Estuvo durante estas acciones bajo las órdenes de Bolívar que gobernaba en esos momentos en Perú como dictador.
[24] Anteriormente se había enviado una expedición a Chiloé al mando del mismo Freire, pero esta fracasó por lo que ahora se enviaría una segunda para derrotar a las fuerzas realistas de esa isla comandadas por el gobernador Antonio de Quintanilla[25] que se mostró reacio al negociar con los patriotas y prefería luchar hasta el final.
En 1836 se generó una fuerte tensión entre Chile y la recién creada Confederación Perú-Boliviana a la que se veía como una amenaza en el escenario americano, más aún después de apoyar a opositores del gobierno de Joaquín Prieto, como al general liberal Ramón Freire que recibió apoyo[30] en la organización de una expedición a Chiloé para derrocar al gobierno chileno.
[34] En esa situación, Santa Cruz entró en negociaciones con Blanco Encalada para evitar el derramamiento de sangre, enviando a los generales Ramón Herrera y Anselmo Quiroz.
En esas negociaciones, él con la hidalguía del caballero antiguo, le propuso a Santa Cruz un combate o duelo entre tropas escogidas, de igual y reducido número por cada ejército, pero no fue aceptado por el protector.
En territorio enemigo, sus fuerzas se encontraban en minoría numérica y diezmadas por epidemias y deserciones, además habían sido mal informados de la situación del Perú, ya que la población en general no favoreció a la expedición restauradora.
Durante su misión en Francia, su hijo Florencio se casó con la princesa rusa Olga Basilevna Trubetzkoy y su hija Teresa con Francisco Echeverría Guzmán, siendo los padrinos de esta última pareja Napoleón III y su mujer, Eugenia de Montijo.
En Valparaíso, como un homenaje a este prócer, se inauguró en octubre de 1917 un monumento, que es obra del famoso escultor español Antonio Coll y Pi.