Biblioteca del Congreso Nacional de Chile

Esa fue la visión y la misión del diputado Pedro Montt en 1883, cuando Chile, aunque parezca increíble, aún se encontraba en guerra...

himno patrio de Chile, podrían contra a firme decisión del diputado Pedro Montt.

Fue el abogado don Manuel Lecaros Reyes, quien se convertiría en el primer Director de la Biblioteca del Congreso Nacional (aunque a la época este cargo no existía, de aquí en adelante a los bibliotecarios jefes se les llamará así).

Los cuerpos legales debieron separarse y sesionar en sedes improvisadas... …La reedificación demoraría quince años, suplementándose el ítem primitivo por sucesivas leyes (1897, 1899, 1900 —dos veces—, 1901, 1907, 1908...) en una suma total superior a 1.250.000 pesos.

Además, la biblioteca, desde hace algunos años, estaba suscrita a los más acreditados diarios y revistas del mundo.

Semestralmente se encuadernaban estas publicaciones y formaban una riquísima colección que será bien difícil adquirir de nuevo.

En esa época, el joven Jorge Ugarte Vial estudiaba derecho en la Universidad Católica de Chile y, en esas circunstancias, conoció la Biblioteca del Congreso Nacional, institución que dirigiría por casi cuatro décadas.

Fue hijo de José María Ugarte Ovalle y Carmela Vial Carballo quienes formaron una prolífica familia.

Su padre se desempeñaba como cónsul general de Chile y por estar al servicio diplomático del país, constitucionalmente su hijo tuvo la nacionalidad chilena.

Como la línea férrea aún no estaba concluida, una parte del viaje la hizo a lomo de mula.

Las convulsiones políticas que experimentó el país no afectaron al recién designado director don Jorge Ugarte.

Esta voluntad de Estado —que se mantuvo por las siguientes tres décadas— orientada a fortalecer la institucionalidad pública, sin duda favoreció las iniciativas e inquietudes que don Jorge Ugarte implementó en la Biblioteca, tanto en la infraestructura, como en los recursos que requirió para dotar de nuevo personal a la institución, así como en proyectos mayores como se verá más adelante.

En 1943, en la iglesia parroquial de Viña del Mar, don Jorge se casó con doña Blanca Godoy Ossa, formando una familia de cuatro hijos: Jorge, al año siguiente del enlace; José Joaquín, en 1944; Francisco Javier, en 1949 y Manuel José, en 1953.

[18]​ Así, Jorge Ugarte Vial no solo fundó, sino que fue gerente general y miembro del Consejo de la Editorial Jurídica —entidad que creó en 1956 el sello Andrés Bello para comercializar obras literarias y científicas— hasta su retiro a fines de los años sesenta.

En dicha Biblioteca tomó contacto con el Departamento de Referencias Legislativas a quien proporcionaría informes sobre las metodologías con que se habían confeccionado los referidos catálogos.

Más tarde comprobó don Jorge —según lo asevera en una carta que envió al Parlamento, con motivo de su retiro— que tarjetas similares a las de su creación se utilizaban en The Library of Congress, pues así aparecía en un folleto titulado “Legislative Reference Service”, publicado en Washington, en 1950.

Sin embargo, su mayor logro lo constituye el catálogo legislativo, por orden numérico y cronológico, en cuyas fichas se registraban todas las derogaciones, modificaciones, alcances y reglamentos que ha sufrido cada uno de sus preceptos con indicación precisa de la disposición legal que afecta a cada norma legal.

Los archivos, mapas, fotos, papeles y legajos reunidos en esta monumental tarea se encuentran en dependencias de la Biblioteca del Congreso.

A fines de los años sesenta, durante el Gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva y mientras en la Biblioteca se comenzaban a producir importantes cambios —en sintonía con las transformaciones que el país entero experimentaba—, Jorge Ugarte Vial estimó concluida su labor y decidió retirarse.

El renunciado Director, en sus casi 40 años de servicios, había pasado por distintos tipos de regímenes políticos que fueron dando forma al país y a una sociedad que incorporaba paulatinamente nuevos actores sociales al desarrollo y la política.

Don Jorge asumió, hemos visto, con un alto grado de compromiso las urgencias que su época le demandó con una imaginación e iniciativa inéditas, modernizando la Biblioteca del Congreso y dialogando con otras realidades mundiales trayendo nuevas tecnologías y llevando experiencias propias, valoradas al nivel de ser adoptadas por otras bibliotecas parlamentarias.

Años antes que fuera aprobado el Decreto Ley N°600 (1974), sobre Inversión Extranjera, don Jorge preparó un texto sobre la materia.

Para lo cual requiere la capacidad del juicio justo en materias que no siempre son de su especialidad.

Por lo cual la Biblioteca de Congreso debe ampliar su registro para recoger e incrementar las materias básicas que iluminan este saber y sus disciplinas respectivas.

La labor del director Hübner consistió, en un principio, en mantener los trabajos que tradicionalmente se habían venido efectuando en la Biblioteca, asumiendo ésta una función de biblioteca pública especializada, ya que el destinatario natural de sus servicios, el Parlamento, reabriría sus puertas dieciséis años más tarde.

También se enriquecieron las colecciones especiales con donaciones como la biblioteca especializada en genealogía del historiador Juan Mujica de la Fuente y la biblioteca personal del senador Ezequiel González Madariaga, además de la colección bibliográfica y documental del poeta Diego Dublé Urrutia, entre otros fondos documentales que han enriquecido a la Biblioteca y han permitido el trabajo especializado de investigadores en las más diversas áreas.

Luego de 17 años de inactividad parlamentaria y sin representantes electos, el retorno a la democracia generó modificaciones sustantivas en el quehacer del país y quiebres respecto a la cultura del hacer instalados durante esos 17 años.

Se evidencia así, la existencia de la llamada “aldea global” anunciada ya por Marshall McLuhan en los años sesenta, aunque bajo un nuevo concepto: la globalización.

La vuelta a la democracia demandó, entre otros desafíos, el funcionamiento independiente de los tres estamentos del Estado.

Asimismo, la instalación de la Biblioteca en la nueva sede en Valparaíso, permitió una relación más personalizada y eficaz con los parlamentarios.

Catálogo de la Biblioteca del Congreso Nacional. Imprenta Nacional, Moneda 112, Santiago de Chile (1893).