Las Cortes españolas, lo mismo que las Juntas americanas, defendían los derechos de Fernando VII pero como un rey subordinado a ellas.No reconocían a Fernando ningún poder superior, le consideraban poco más que un funcionario despojado de soberanía.Al acabar el siglo XVIII, gracias a su dilatado imperio, España figuraba aún entre las grandes potencias internacionales.El imperio no solo aportaba prestigio y peso diplomático; también resultaba muy crucial para la economía de la Corona española.Una acción que reveló la impotencia de España para defender sus reinos ultramarinos y demostró a los criollos (descendientes de españoles nacidos en América) la propia fuerza que tuvieron en el desarrollo y el triunfo frente a las pretensiones inglesas.Según estos planes, los virreinatos pasarían a ser gobernados por miembros de la familia real, convirtiéndose en monarquías hereditarias.Fernando acordaba la paz y recuperaba el trono, según las leyes españolas, con plenos poderes absolutistas.Sin embargo, tan pronto como pudo, Carlos IV protestó su abdicación y así se lo hizo saber a Napoleón.Los "reinos" que podrían mandar representación eran los virreinatos de Nueva España, Perú, Nueva Granada y Buenos Aires; así como las capitanías generales independientes de Cuba, Puerto Rico, Guatemala, Chile, Venezuela y las Filipinas.Varias grandes ciudades importantes se quedaron sin ninguna representación directa en la Junta Suprema.Esta inquietud llevó a la creación de juntas en estas ciudades en 1809, que finalmente fueron reprimidas con violencia por las autoridades durante el curso del año.Los movimientos juntistas tuvieron éxito en la Nueva Granada (Colombia), Venezuela, Chile y Río de la Plata (Argentina) pero no así en América Central.En las guerras de independencias hispanoamericanas, los realistas fueron el bando caracterizado por las fuerzas armadas formadas principalmente por españoles, europeos, americanos e indios, y empleadas para la defensa de la monarquía española en el primer tercio del siglo XIX.En 1822 se añadió potestatis regia defensor, que defiende regalías y derechos de los reyes.La situación se hizo más compleja con la sublevación de las naciones indias Creek y Seminolas.La principal motivación de estos corsarios independentistas era el botín por lo que evitaban luchar contra la Armada española.Los revolucionarios desconocieron las autoridades monárquicas españolas en América, formaron ejércitos y constituyeron repúblicas americanas.Tres días más tarde, falto de apoyo, depuso su actitud y reconoció a la Junta.Los realistas se dieron a la fuga abandonando armas, artillería y municiones, desbandándose por completo.[54] En Chuquisaca, un cabildo abierto reconoció la autoridad de la Junta porteña, declarando nula su adhesión al Virreinato del Perú.Los pobladores locales huyeron del ejército —al que consideraban invasor— llevándose todos los medios de subsistencia.No obstante, los hombres de Belgrano continuaron su difícil avance y obtuvieron una pequeña victoria junto al río Tebicuary.[55] Un mes más tarde, sin embargo, se formó un Congreso provincial que derrocó a Velasco y lo reemplazó por una Junta provisional de gobierno; en ésta jugaba un papel decisivo Gaspar Rodríguez de Francia, que gobernaría al país durante casi tres décadas.Los realistas controlaban Montevideo, pero en las zonas rurales de la Banda Oriental las ideas revolucionarias eran acalladas por la fuerza.Por ese puerto podrían llegar tropas desde España para sofocar la revolución en el antiguo virreinato, de modo que su conquista era crucial.Cuadro de mortalidad general en la revolución hispanoamericana según diversos autores[78] años 1810-1821: Muchas fueron las consecuencias para Hispanoamérica.Además, luego de complejos procesos que se sucedieron en años posteriores, se dio origen a los 16 'estados hispanoamericanos': Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.El sector más humilde o de menores recursos de la nación española, en cambio, se mostró un tanto indiferente a la independencia americana y en todo momento lo consideró un problema en cierto modo ajeno a ella, ya que América estaba desligada para la inmensa mayoría de los sectores desfavorecidos entre los españoles peninsulares, campesinos, trabajadores o comerciantes de clases medias o altas, no existía relación alguna con sus vidas, y no les reportaba ningún beneficio (o perjuicio).Aún peor, tras la Revolución Gloriosa de 1868 que derrocó a Isabel II, estallaron guerras independentistas en Cuba (1868-1880) y Puerto Rico (1871), los dos últimos territorios españoles en América.Tras el fallecimiento del monarca Fernando VII de España en 1833, y a partir del reinado de su hija Isabel II se inicia un nuevo periodo en las relaciones entre la antigua metrópoli y los territorios americanos.
Desarrollo de las guerras de independencia hispanoamericanas
Gobierno bajo control realista
Leal a la Junta Central Suprema o Cortes
Junta americana o movimiento de insurrección
Independencia declarada o establecida
España bajo la revolución liberal