Ejército Trigarante

Apodaca implementó una política distinta a la de sus predecesores Venegas y Calleja.

Creó el indulto, que le fue concedido a la mayoría de los líderes insurgentes, como Nicolás Bravo e Ignacio López Rayón.

Gracias a esta política, la Nueva España vivió casi tranquilamente hasta finales de 1819.

Apodaca hizo lo mismo en la capital el 31 de mayo, provocando con ello protestas y motines.

De este modo, el frente permanecía tranquilo, pero la captura del líder guerrillero se antojaba casi imposible.

Iturbide inició su marcha hacia tierra caliente, donde militaban los restos de la insurgencia.

En las cartas de este tiempo entre Iturbide y Guerrero, Iturbide le pide al insurgente que deje su lucha y rinda sus armas, a lo cual se niega Guerrero, aclarando que solo en caso de que Iturbide jure luchar por la independencia él se convertiría en su subalterno y militaría a sus órdenes.

Tras nuevos encuentros militares desfavorables a Iturbide quien buscaba la conciliación, frutos de la lenta comunicación epistolar, Iturbide y Guerrero entran en acuerdo tras exponerle el primero su plan para la independencia del país.

Ambos mandos deciden encontrarse, lo que siguió después es materia de debate histórico.

[8]​ Los historiadores modernos cuestionan la veracidad del evento llamado El Abrazo de Acatempan, sugiriendo otros lugares donde pudo haberse dado el encuentro, que hubiesen sido más favorables para ambos mandos.

También lo hicieron algunos jefes insurgentes que se habían retirado, como Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo e Ignacio López Rayón.

[15]​ El plan fue rechazado por Vicente Marmolejo en Cuernavaca, Tomás Cajigal en Taxco, Martín Almela en Tixtla, José María Armijo y José de Ubiella en Iguala, todos ellos que se encontraban bajo las órdenes de Iturbide, pero defeccionaron para unirse a las tropas realistas.

El ex insurgente Nicolás Bravo comenzó su campaña en Chilpancingo, Tixtla, Chilapa de Álvarez e Izúcar.

[16]​ Juan Álvarez comenzó el sitio de Acapulco; Vicente Guerrero, José Antonio Echávarri fueron asignados para confrontar a las fuerzas realistas de Pascual de Liñán;[14]​ mientras tanto, Iturbide cruzó la Tierra Caliente en dirección a Cutzamala en donde se le unió el ex insurgente Ramón López Rayón a quien le destinó fortalecer nuevamente el cerro del Cóporo en Zitácuaro.

En El Bajío, los insurgentes Francisco Ortiz, Encarnación Oriz, Miguel Borja, José Durán, y algunos otros más que todavía se encontraban levantados en armas, se unieron al Ejército Trigarante.

José Joaquín Herrera inició su avance hacia Puebla; con la finalidad de detenerlo, el general Ciriaco del Llano ordenó al teniente coronel Zarzosa salir a su encuentro, pero gran parte de la tropa realista desertó para unirse a los trigarantes en la cañada de Ixtapa y al ver disminuido su ejército, Zarzosa regresó a Puebla.

En contraparte Herrera con un mayor contingente se logró posicionar en Chalchicomula y Tepeaca.

El coronel Francisco Hevia persiguió a las fuerzas de Nicolás Bravo, pero cuando este paso por Atlixco se le unieron Francisco Osorno y otros ex insurgentes que habían luchado en los Llanos de Apan y juntos se dirigieron a Huejotzingo.

El 6 de julio, Negrete realizó la misma acción en Aguascalientes, cuya población lo vitoreó.

[32]​ La plaza de San Juan del Río, resguardada por mil cien realistas bajo el mando del coronel José María Novoa, comenzó a ser rodeada por los trigarantes; desde Toluca un batallón dirigido por el teniente coronel Almela llegó al lugar en su ayuda,[32]​ pero las fuerzas dirigidas por Anastasio Bustamante, Juan Domínguez Manso y Luis Quintanar —quien se había unido al movimiento independentista— amedrentaron por su número a las tropas realistas las cuales desertaron en forma masiva.

El 7 de junio, Novoa negoció la capitulación y con solo cuatrocientos fieles se retiró a la capital.

[33]​ En una situación similar, pero con seiscientos cincuenta hombres, se encontraba el brigadier Luaces en Querétaro.

Poco después, el brigadier realista Torres Valdivia abandonó la ciudad de San Luis Potosí, la cual fue tomada por los coroneles Zenón Fernández y Gaspar López.

Una mala coordinación de sus hombres, aunada a un fuerte aguacero que mojó la pólvora, dio el triunfo al brigadier José García Dávila.

[37]​ Al ver frustrados sus planes, Santa Anna se dirigió a Córdoba y Orizaba, desde donde ordenó una expedición a Puente del Rey con el objetivo de cortar las comunicaciones al puerto para evitar un posible avance de los realistas hacia Xalapa.

El caso había sido previsto, y así, el día señalado para la promulgación del plan, José Magdaleno Ocampo, sastre encargado de confeccionarla, entregó a Iturbide la bandera tricolor, cuyos elementos esenciales permanecen en la actual.

Estas tres estrellas estaban colocadas diagonalmente, pero en sentido inverso al de las barras.

Fusilamiento de José María Morelos .
Abrazo de Acatempan, pintado por Hesiquio Iriarte
Entrada del Ejército Trigarante en la Ciudad de México.
Objetos de la época de la independencia.