En la madrugada del 16 las fuerzas insurgentes sorprendieron a los intrusos obligándolos a replegarse en medio de un intenso tiroteo, en el cual cayó muerto el general Francisco Hevia por una bala disparada por Pascual de los Santos, cuando se disponía a cañonear la casa de Bernardo Herrera.
El coronel San Blas del Castillo y Luna tomó el mando de las fuerzas realistas y regresó a la cuadra donde se desarrollaba el cruento combate y le prendió fuego, siendo fácilmente rechazado y sofocadas las llamas, las cuales sólo lograron arder con fuerza en una casa contigua, a la que actualmente se le conoce como “La casa quemada”, en referencia a este hecho histórico.
La heroica población de la Villa de Córdoba con los objetos que podía, ya fueran azadones, piedras o palos, repelían junto a los insurgentes el constante ataque.
El día 20 se reanudó la batalla entre los batallones del coronel Blas del Castillo y Félix Luna, solicitando el primero poco tiempo después una tregua para realizar una junta de guerra.
Al caer la noche, los realistas abrieron fuego nuevamente hasta que en la madrugada del día siguiente comenzaron a abandonar sus posiciones y a retirarse.