Perteneció al grupo de Los Guadalupes, y financió con su propia fortuna la insurgencia,[2] se enfrentó a numerosos riesgos por apoyar la causa independentista.
Pomposo se dio a conocer siendo muy joven al redactar una oda titulada "Sentimientos de la Nueva España" por la muerte del virrey D. Antonio María Bucareli.
No eligió a ninguna porque la primera, española traída por Hernán Cortés, se decía que no hablaba con los indígenas; y de la segunda, decían que se apareció en América para consolar a los nativos, sus hijos más débiles.
Por su parte, Vicario no tenía claro si lo que en realidad sentía era amor verdadero.
Tanto Leona Vicario como Andrés Quintana Roo tenían una pasión inconmensurable por la patria, la patria encontró en ellos dos fuertes baluartes, ella dedicó todos sus bienes y persona, él dedicó su intelecto y su ser.
Leona Vicario y Andrés Quintana Roo fueron parte de ese grupo, muchas veces en sus pláticas expresaban su intención e idea de ayudar a los insurgentes en la causa, puede ser que a Vicario la influenció en parte Octaviano Obregón y Gómez y su padre, quienes eran parte de este acontecimiento.
[10] Leona Vicario siempre fue partidaria del lado insurgente, no se sabe quién tuvo la iniciativa, si ella o Quintana, pero es más que claro que se motivaron mutuamente para participar en el movimiento.
Pomposo, se negó a dejar que Vicario y Quintana contrajeran matrimonio, este último partió a Tlalpujahua para ponerse al servicio del general Ignacio López Rayón.
Su esposo fue nombrado por Morelos como Presidente del Congreso de Chilpancingo,[10] esto hizo que la pareja fuera reconocida más públicamente.
[14] Tras la captura y fusilamiento de Morelos, Vicario y Quintana huyeron al campo michoacano; por aquella época se ofrecían indultos a cualquier persona relacionada con el movimiento insurgente, por tanto se le ofreció a la pareja uno, Vicario rechazó tajantemente esta cuestión porque sentía que traicionaba su propia idea.
La tuvo en una cueva ubicada en Tierra Caliente debido a las constantes persecuciones que recibían los insurgentes en esos días.
Andrés Quintana Roo no estaba presente, ya que había partido en búsqueda de ayuda.
Posteriormente, en 1820, les fue concedido el permiso de regresar a la capital del país, donde lograron establecerse financieramente, y donde un año más tarde nació su segunda hija, llamada María.
Todo esto sin alejarse de la senda pública, ya que creó distintas organizaciones y empresas en favor de su familia, defendió públicamente su colaboración en la proeza insurrecta, y ayudó a todo aquel que pidiera ayuda, convirtiendo su hogar en un asilo para pobres.
[10] Vicario le pidió al Supremo Congreso Constituyente la reposición de todo el capital y bienes que aportó para ayudar en la batalla, lo pedía para consolidar el patrimonio de sus hijas.
De hecho, se le considera a Leona Vicario la primera periodista en México.
Existen muchas estatuas de ella en todo México y además, muchas escuelas, hospitales, bibliotecas, ciudades, pueblos, calles y lugares llevan su nombre, en su honor, como el poblado Leona Vicario, en el estado de Quintana Roo.
"Soy Leona y quiero vivir libre como una fiera" son las palabras que Vicario habría dicho a su tío y que han quedado grabadas para la posteridad en una escultura del estado de Quintana Roo dedicada a esta heroica mujer en la historia de México.