Estas subdivisiones territoriales tenían un gobernador y capitán general (que en la Nueva España era el propio virrey, quien añadía este título a sus otras dignidades).
En Guatemala, Santo Domingo y la Nueva Galicia, estos funcionarios eran llamados presidentes gobernadores, dado que encabezaban reales audiencias.
[10] Varias premoniciones en años anteriores hicieron creer a Moctezuma Xocoyotzin, soberano azteca o tlatoani, que el fin de su imperio estaba cerca.
Por ello, al ver a Cortés, creyó que la profecía se había cumplido y le hospedó en su palacio, construido por Axayácatl.
[12] Durante su trayecto a la Gran Tenochtitlán, Cortés había logrado las alianzas de pueblos subyugados por los aztecas, como Tlaxcala y Chalco.
Dichas congregaciones tuvieron entre sus fines la evangelización de los indígenas, un proceso que fue primordial en la política española del siglo XVI y realizado por las principales órdenes religiosas.
Sus misiones se difundieron por Sonora y Arizona, pero su mayor obra fue haber fundado Magdalena de Kino, en el norte del territorio sonorense.
Así pues, durante el siglo XVIII, la economía creció con lentitud, pero las artes se desarrollaron en su máximo esplendor.
El papa aceptó, y siete años más tarde Clemente XIV suprimió la Compañía de Jesús.
Hacia fines de 1807, Napoleón Bonaparte en acuerdo con Godoy y Carlos IV, ocupó España para invadir Portugal.
Bajo los Borbones, ambos virreyes recibían 60 000 pesos anuales y en algunos casos aún más, lo que se explica por la devaluación de la moneda.
El Real Consejo de Indias, fue instituido en 1519 y desde 1524 se le confirió autoridad suprema para discernir en los asuntos concernientes a las provincias del Nuevo Mundo.
Las especies vegetales traídas a Nueva España fueron diversas, como trigo, avena, caña de azúcar, plátano y naranjo.
Otros motivos adjudicados por los sacerdotes como causa, fueron los vicios, especialmente el del alcohol y aguardiente, ambos traídos a Nueva España por los españoles.
Cuando las europeas llegaban a Nueva España, era con ellas que tenía sus hijos legítimos, lo cual no le impedía seguir procreando con sus siervas o concubinas indias.
Otro grupo inicialmente minoritario eran los mestizos, que eran hijos de españoles e indios y solían ser discriminados por su origen, a menudo ocultado por ellos mismos.
Una cancha construida con piedras, que todavía existe, era un corral en el cual los dueños de las minas se repartían a los indios.
[76] Según las leyes vigentes en la época, los particulares podían poseer terrenos pero todas las riquezas del subsuelo eran propiedad de la Corona.
Las explotaciones novohispanas tan solo tuvieron que recurrir al mercurio de Huancavelica cuando la producción almadenense se derrumbó a mediados del s. XVII.
Sujetos al gobierno del rey quedarían solo los señoríos de mayor importancia, como México mismo, los tlaxcaltecas y algunos otros.
Abdicó Carlos I en su hijo Felipe II, quien durante los primeros años siguió la política de su padre, pero pudo instituir el Santo Oficio en Nueva España hacia 1571.
[98] La evangelización en la Nueva España no fue tarea sencilla, especialmente en los primeros años de la Conquista, cuando aún estaban arraigadas las costumbres prehispánicas religiosas.
Su nombre era Juan Diego Cuauhtlatoatzin (venerado como santo por la Iglesia Católica), y buscaba medicinas para aliviar las enfermedades padecidas por su tío Bernardino.
Juan Bernardino, tío del mensajero, sanó pocas horas luego de la entrevista entre su sobrino y la Virgen.
Fernando VI, hijo y sucesor del anterior, tuvo una política conciliadora con la Iglesia e incluso firmó un concordato con Benedicto XIV en 1753, pero al año siguiente evitó que el clero interviniese en la redacción de testamentos.
Por un tiempo se creyó que hacia 1538 llegó el primer pintor español a Nueva España, llamado Rodrigo de Cifuentes, personaje ficticio.
Nicolás Rodríguez Juárez, otro pintor de la época, solía retratar a virreyes, arzobispos, obispos, corregidores y potentados.
Estos introdujeron las influencias autóctonas prehispánicas que darían lugar al surgimiento de escuelas regionales con personalidad propia.
Esta ópera da inicio a la fecunda y aún poco estudiada historia de la creación operística iberoamericana no interrumpida desde entonces durante trescientos años.
Las composiciones musicales novohispanas fueron dedicadas al culto religioso de la época, así como también, en algunos casos, a representar los sentimientos humanos más profundos.