Las cocas, a su vez, eran lo que los vikingos habían desarrollado para los knarr, sus barcos mercantes.
La diferencia entre carabela y nao se encuentra en que las carabelas tenían un francobordo más bajo, usaban velas latinas (triangulares, aunque algunas carabelas castellanas tuvieron velas cuadradas) y, aunque tenían castillo de popa, no tenían castillo de proa.
En su cuaderno de bitácora Cristóbal Colón, por ejemplo, utilizaba el tonel sevillano.
[7] En el siglo XV el velamen de las carracas solía ser: El descubrimiento de América dio las razones y con la consolidación de Estados Nacionales en Europa (Portugal, España, Holanda, Francia e Inglaterra), las arcas reales contaron con los fondos suficientes para construir las flotas necesarias para llevar a cabo las exploraciones correspondientes.
A diferencia de las carabelas, que fueron quedando en desuso, las naos y carracas sufrieron mayores mejoras y transformaciones hasta convertirse en un nuevo tipo de embarcación conocida como galeón, del que se dieron distintas variantes como el galeón español y el galeón inglés.
Las naos no llevaban cintones ni bulárcamas de refuerzo en el casco.
Se puede afirmar que en este punto, Europa en su conjunto había logrado la supremacía mundial en construcción naval.
Este es un ejemplo del empleo de la palabra nao en su sentido genérico, significando navío.
Cuando las historias de Marco Polo empezaron a recorrer toda Europa, las tierras incógnitas del Oriente se convirtieron en una obsesión para Occidente.
[8] La Nao llegaba finalmente al puerto de Acapulco, donde descargaba su preciosa mercancía.