Se sabe que al inicio encontró poco agradable el orden regular de su nueva vida, destinada a la preparación sacerdotal, pero pronto se acostumbró y los superiores del Colegio lo consideraron como un joven "[...] con un talento superior al promedio y un carácter optimista".
Se sabe también que por entonces comenzó el estudio formal del náhuatl, cuyo aprendizaje era obligatorio para los novicios.
[10] Fue también durante su estancia en Tepotzotlán donde Clavijero tuvo por compañeros a varios jóvenes que, junto con él, y debido a su labor intelectual, serían llamados humanistas mexicanos del siglo XVIII:[11] José Rafael Campoy, Francisco Javier Alegre, Andrés Cavo y Pedro José Márquez fueron algunos de ellos.
[13] Entre sus lecturas de aquella época se encuentran Descartes, Newton, Leibniz, entre otros.
En ese tiempo, cuando aún no había concluido sus estudios, también dio clases y fue prefecto del Colegio de San Ildefonso.
El viaje no terminó ahí, y lejos estuvo de ser sencillo, pues como se sabe fue hasta 1770 cuando pudo asentarse de forma definitiva en Bolonia, ciudad que entonces pertenecía a los Estados Pontificios.
[22] Aunque las críticas del jesuita novohispano fueron orientadas principalmente contra Cornelius de Pauw, otros como Georges Louis Leclerc (el conde de Buffon) o William Robertson (historiador escocés) no quedaron exentos.
Su voluntad es insensible a los estímulos del amor y de cualquier otra pasión.
[24] El nombre de Francisco Xavier Clavijero ocupa un lugar importante en la historiografía mexicana.
El estudio y la escritura de la historia tuvieron lugar en su quehacer intelectual.
[25] Indudablemente su prestigio se lo debe a la primera, por lo que conviene detenerse en ella.
[cita requerida] Fueron, como el propio Clavijero lo expresó, tres los motivos que lo impulsaron para escribir la historia prehispánica.
Fue este un tópico que permaneció hasta los años inmediatos a la eclosión del movimiento de independencia.
Contemporáneos a él y con intereses similares a los suyos, fueron varios, entre ellos los siguientes:[34] Una obra tan citada o por lo menos tan mencionada llega hasta esta época luego de casi dos siglos y medio de haberse publicado por vez primera.
La edición princeps de su obra se realizó entre 1780 y 1781, durante el exilio en Bolonia.
[36] Impresa en Cesena y publicada en toscano (bajo el título Storia antica del Messico), el mismo Clavijero expresó la razón por la que lo hizo: "[...] la escribí primero en español; estimulado después por algunos literatos que se mostraban deseosos de leerla en su propia lengua, me encargué del nuevo y fatigoso empeño de traducirla al toscano [...]".
[cita requerida] Durante el siglo XVIII, la Historia de Clavijero tuvo dos ediciones más, una en inglés (1787, basada en la edición italiana)[38] y otra en alemán (1789-1790, basada, a su vez, en la traducción inglesa).
Sin embargo, su cometido nunca pudo concretarse debido a protestas que, como las de Ramón Diosdado Caballero (jesuita, oriundo de Mallorca), consideraban que la obra del jesuita veracruzano era antiespañola.
[41] Por esto, la Historia tuvo que esperar al siguiente siglo para circular entre un público de habla hispana.
[45] Puede decirse que en este siglo la Historia de Clavijero tuvo una mayor difusión, sobre todo en México.
[cita requerida] Hasta entrado el siglo XX, la gran mayoría de las ediciones en español que circulaban en México se basaban en las traducciones ya referidas.
[cita requerida] El padre Francisco Xavier Clavijero es conocido especialmente por su magna obra historiográfica (a tal grado que olvidamos que, antes de ser historiador, fue religioso, sacerdote jesuita), sin embargo sus escritos versaron sobre temas variados.
[47] Clavijero murió en Bolonia, y no pudo regresar a su tierra natal, como seguramente hubiera deseado.
Su retorno no se pudo dar hasta mucho tiempo después, ya entrado el siglo XX.
Al finalizar la ceremonia, los restos se trasladaron a la Rotonda de las Personas Ilustres, donde yacen todavía.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia, a través del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, entrega el Premio Francisco Javier Clavijero a los trabajos de investigación en historia y etnohistoria.