Esta ciudad es célebre por sus singulares estatuas de piedra, llamadas atlantes y es el sitio tolteca por excelencia.
Llevaron a cabo varias campañas expansionistas con las que lograron conquistar y controlar los señoríos contemporáneos del Altiplano Central, por lo que conformaron el imperio más vasto y poderoso de Mesoamérica durante todo el posclásico temprano.
Otras versiones, entre ellas una del Diccionario Balsas Náhuatl, señalan que toltekatl significa "artista".
[10] Los toltecas inician su peregrinación desde un sitio que llaman Huehuetlapallan (Vieja tierra azul), país del reino de la antigua Tollan, en el año de Técpatl 511 d. C. y vagan durante 104 años, guiados por siete señores: Zacatl, Chalcatzin, Ehecatzin, Cohualtzin, Tzihuacoatl, Metzotzin y Tlapalmetzotzin.
Finalmente llegan a Tollantzinco, pero lo abandonan 17 años después, retirándose catorce leguas al poniente donde fundan Tollan (Tollan-Xicocotitlan) o Tula, del nombre de su patria.
Su monarquía inició en el año 7 acatl 667 d. C. y duró 384 años,[11] teniendo 8 gobernantes o tlahtoques.
Ni viceversa, aunque algunos autores pensaron que Tula había sido fundada por mayas de Yucatán.
El historiador mexicano Enrique Florescano, del Instituto Nacional de Antropología e Historia ha retomado esta interpretación, basándose en la mención de textos mayas anteriores a Tula, que se refieren a Teotihuacán como Tollan.
Cerca de la ciudad está una montaña llamada Xicuco (Shicuco) que en náhuatl significa "ombligo".
Esta ciudad era envidiada por los aztecas que en contraste con los toltecas tenían otra visión de Quetzalcóatl les había enseñado.
Excluyendo la zona habitual de Tula refleja una planta cuadriculada que definía claramente los diferentes barrios.
El amaranto no solo se utilizaba como alimento, sino también como parte de las ofrendas y rituales; en este sentido, Vélez Saldaña mencionó que el uso del grano fue documentado por Bernardino de Sahagún y otros cronistas, quienes describen su utilización en algunas ceremonias donde se usaban figurillas hechas con amaranto aglutinado.
Glass dedicó la sinfonía a la cultura tolteca, cuyo pueblo conquistó México y posteriormente fue vencido por los aztecas.