Lorenzo Boturini
Ambicionando una carrera política e intelectual en la corte del emperador Carlos VI de Austria, cambió su apellido por el de un antiguo linaje nobiliario del Véneto, y se inventó una genealogía acorde con él.Vivió en Trieste y Viena, al parecer desempeñando comisiones de segundo orden sobre materias comerciales para el gobierno austríaco.Como sus gestiones en Madrid ante José Patiño, primer ministro del rey Felipe V, no daban resultados concretos, Boturini, que era muy devoto de la Virgen María, emprendió una peregrinación a Zaragoza para visitar el santuario de Nuestra Señora del Pilar.La condesa de Santibáñez le otorgó un poder notarial para cobrar la pensión a que supuestamente era acreedora por ser descendiente del tlatoani mexica, Motecuhzoma Xocoyotzin, según los privilegios concedidos por la Corona de España a su linaje.Con ellos planeaba escribir una gran historia del culto guadalupano, que tras varios intentos quedó inconclusa.El arzobispo de México, Juan Antonio Vizarrón y Eguiarreta, se negó a conceder el permiso que Boturini le solicitaba, por considerar que había obtenido de manera irregular la aprobación del Cabildo vaticano.Por ello, y para no retrasar sus planes, Boturini decidió emprender por su cuenta una colecta pública entre los obispos, cabildos de las catedrales, ayuntamientos, nobleza y pueblo del virreinato para reunir fondos y piedras preciosas con los que pudiera fabricarse una esplendorosa corona para la Virgen, creyendo que con ello tal vez conseguiría hacer cambiar de opinión al arzobispo.En la capital española conoció a Mariano Fernández de Echeverría y Veytia, un joven abogado novohispano al que contagió su afición por las antigüedades mexicanas.También se dio tiempo para publicar su Idea de una Nueva Historia General de la América Septentrional, publicado en Madrid en 1746, prospecto de la historia del México antiguo que se proponía escribir usando las fuentes indígenas originales existentes en su Museo Histórico, cuyo catálogo incluyó al final del libro para dar sustento a su proyecto.La colección fue confiscada por el virrey Pedro Cebrián y Agustín al tiempo del arresto de Boturini en 1743.Parte de la colección pasó luego a manos del padre José Pichardo, un anticuario aficionado.En 1827, Joseph Alexis Aubin obtuvo otra parte de la colección constituida por variados objetos.