San Blas se encuentra a 69 km de Tepic, la capital del estado.
San Blas en la época virreinal fue el más importante puerto novohispano ubicado al norte del Océano Pacífico.
Los cirujanos estaban en disponibilidad para embarcarse en las naves que exploraban las Californias o hacían embarques a Filipinas.
Se admitía heridos a cualquier hora con atención inmediata, como 15 años después lo diseñarían Dassault y Larrey en Francia.
Legendaria fue la atención que dio el doctor Juan García y Goya (1742-1800) en sus últimos momentos a fray Junípero Serra de las llagas que le llevaron a la muerte en 1784, seguramente lesiones secundarias de un Mycoplasma agresivo adquirido en sus andanzas en la zona de la Sierra Gorda y la Huasteca queretana y potosina.
En sus últimos días dicho cirujano intentó curarle y al no tener respuesta le propuso la amputación, que rechazó estoicamente el misionero.
Se ha asumido que desapareció en medio del Huracán Priscila, en octubre de 1971.
En San Blas estuvo ubicada la primera aduana del virreinato de cara al Océano Pacífico.
Como caso probablemente único, la vieja insignia del Batallón de San Blas tiene colocados los colores en sentido inverso, es decir; rojo, blanco y verde.
En dicho estadio juega el equipo Los Tiburones de San Blas en la Liga del Noroeste.
San Blas cuenta con un estadio de fútbol en el cual se juegan importantes torneos del municipio.
[14] Durante el gobierno de Roberto Sandoval, quedó inaugurada la carretera Tepic-San Blas, que da la bienvenida a los turistas con el Muelle de Matanchen, un muelle creado para la observación y vista del mar.
Deben tomarse precauciones; por ejemplo, untarse repelente de insectos, pues en esa área, como en todo San Blas, abundan los mosquitos llamados jejenes.
[17] El poeta estadounidense Henry Wadsworth Longfellow (Portland, Maine, 1807-Cambridge, Massachusetts, 1882) fue autor, entre otras obras, de “Las campanas de San Blas” (“Bells of San Blas”) (fragmento): But to me, a dreamer of dreams,/ to whom what is and what seems/ are often one and the same,/ the bells of San Blas to me/ have a strange, wild melody,/ and are something more than a name.// Pero para mí, un soñador de ensueños,/ para quien cuanto es y cuanto le asemeja/ a menudo son “uno y lo mismo”,/ para mí las campanas de San Blas/ poseen una extraña y salvaje melodía,/ y son algo más que un nombre.// La traducción anterior se encuentra en una placa fijada en céntrica y antigua iglesia del puerto de San Blas.