Cinco días después, la Junta ordenó al ejército dar por terminada la campaña y abandonar la provincia del Paraguay rumbo a la Banda Oriental.
[2] La consecuencia fue que desde Montevideo esas fuerzas dominaron el Río de la Plata y los ríos.
La solución fue emplear a extranjeros que ni siquiera entendían el idioma castellano, aunque las guarniciones sí fueron levantadas con habitantes criollos.
[6] Con estas insignias, el 22 de febrero, la escuadrilla pasó frente a San Pedro.
[7] En las últimas horas de ese día, Romarate arribó a la isla del Tonelero, cuatro leguas río abajo, y amarró para pasar la noche.
Ambas escuadras afirmaron estandarte —ambas usaban el mismo— y Romarate envió un parlamentario para intimar la rendición, pero Azopardo se negó a recibirlo.
El Belén zafó rápidamente pero el Cisne sólo pudo hacerlo dos horas después, con cuatro impactos en la batería, consiguiendo retirarse al noroeste de la isla.
En la acción inicial, el Fama había perdido su único cañón, por lo que su tripulación fue distribuida en los buques restantes.
El Belén, en vanguardia, avanzó sobre la Invencible, mientras que el Cisne, con Romarate a bordo, hacía lo propio sobre la 25 de Mayo.
Abordada por una lancha del Cisne, Azopardo y 8 tripulantes ilesos mantuvieron la resistencia por cerca de dos horas hasta que la situación se hizo insostenible.
Azopardo disparó a quemarropa sus dos pistolas para volar la santabárbara, pero el fuego no se extendió y sólo consiguió sufrir quemaduras menores.
Tres buques continuaron río arriba, desembarcaron el 10 de marzo brevemente en Rosario y siguieron hasta Santa Fe, regresando luego a Colonia.
En lo inmediato, significó que los refuerzos requeridos por el general Belgrano no llegaron a su destino.
El gobierno revolucionario de Buenos Aires, pese a esto, le inició un proceso en ausencia para dictaminar su responsabilidad en la derrota.
La sentencia dictada fue la inhabilitación a perpetuidad para mandar en las fuerzas armadas, estableciéndose que sólo podía servir como subordinado.
Finalmente, en 1820, el movimiento liberal constitucionalista español encabezado por el general Rafael de Riego lo puso en libertad, permitiéndole regresar a América.