Batalla de Tampico (1829)

En Veracruz, el general Antonio López de Santa Anna organizó un Ejército de Operaciones para acudir a la defensa del sitio, paralelamente la División de San Luis Potosí comandada por el general Francisco Valdivieso y el coronel José Velázquez se pusieron en marcha hacia la zona invadida.

La ciudad de Tampico,Tamaulipas, abandonada por sus pobladores, fue tomada sin dificultad por las fuerzas españolas.

El día 7, la División de San Luis llegó a Altamira, contando ya con una fuerza superior, al día siguiente Santa Anna dirigió el ultimátum al brigadier Barradas.

Entre ellas la conspiración del padre Joaquín Arenas y la adhesión de Miguel Barragán al Plan de Montaño cuyos seguidores gritaban al únisono: "¡Viva la religión, viva España y viva el general Barragán!".

El 14 de julio, desde Campeche, Norberto Molina emitió una proclama al pueblo yucateco para preparar la defensa.

[15]​ El 2 de agosto, una vez confirmada la invasión, el secretario de Relaciones Exteriores e Interiores, José María Bocanegra, pidió a los gobernadores de los Estados tomar las precauciones necesarias, mientras que el presidente Vicente Guerrero en un efusiva proclama dirigida a la población dio el aviso oficial, solicitó voluntarios y al mismo tiempo giró instrucciones para distribuir las tropas en cinco secciones bajo las órdenes de los generales Santa Anna, Garza, Herrera, Valdivieso y Velázquez.

Las milicias de San Luis Potosí, Zacatecas, Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz y México respondieron al llamado.

Por su parte, las tropas mexicanas se emplazaron en la ranchería Doña Cecilia y en Las Piedras.

El día 15, el brigadier Barradas, emulando a Hernán Cortés, ordenó al almirante Laborde zarpar con toda la flota que se encontraba anclada en la costa con rumbo a Cuba, su intención era regresar por los refuerzos de un segundo ejército español y eliminar cualquier tentación de deserción por parte de sus tropas.

[21]​ El almirante, comprendiendo la gravedad de esta decisión, solicitó que se extendiera la orden por escrito.

El coronel Salomón enarboló la bandera blanca para negociar la rendición de la plaza.

Durante la tregua parlamentaria, los 1800 hombres que comandaba Barradas en Altamira llegaron de regreso al sitio del combate.

Santa Anna se encontró en una situación comprometida,[24]​ sus tropas habían sido rodeadas por una fuerza muy superior, no obstante, Barradas con pundonor militar respetó la tregua negociada y accedió a la entrevista.

[25]​ De acuerdo con Santa Anna, esta aparente benevolencia del General español se debió a los informes exagerados que el brigadier Salomon le llevó sobre un supuesto ejército de 20 000 mexicanos que se encontraba en Pueblo Viejo.

Mientras tanto los españoles construyeron un fortín en La Barra, en la ribera izquierda del río, la cual sería defendida por 600 hombres dirigidos por el coronel Luis Vázquez quien además contaba con 4 piezas de artillería previamente capturadas a los mexicanos.

[26]​ Su respuesta fue negativa, argumentó que había recibido órdenes recientes en las cuales el gobierno le prescribió parlamentar solamente en caso de capitulación, no obstante se ofreció a transmitir al presidente la petición.

Asimismo se organizó la División del Sur al mando del general Isidoro Montes de Oca y se insistió a los Estados organizar sus miliciass cívicas para estar preparados ante cualquier eventualidad.

Al día siguiente, la balandra española, tan necesaria para comunicarse con el fortín de La Barra, fue capturada haciendo prisioneros a los cuatro soldados que hacían la guardia; logró huir el oficial al mando que saltó por la borda.

[29]​ Las tropas mexicanas se posicionaron en la hacienda del paso de Doña Cecilia e instalaron en la Laguna del Carpintero un fortín y campamento militar, cortando la comunicación de las fuerzas españolas.

En respuesta, Barradas pidió paso franco para evacuar el país, pero Santa Anna no aceptó la petición argumentado haber recibido órdenes específicas de rendición incondicional o lucha a muerte.

A los generales, jefes y oficiales, les concedí el uso de sus espadas.

El documento fue ratificado finalmente por Isidro Barradas y Antonio López de Santa Anna.

La noticia de la victoria se publicó en el Boletín Oficial al día siguiente.

[39]​ Esta victoria mexicana mostró al mundo que México podía sostener su soberanía por las armas, algunas potencias extranjeras reconocieron inmediatamente la independencia del joven país.

Esta guerra unió a los mexicanos, al menos por un corto período de tiempo, contra un invasor extranjero y demostró en los hechos que el Ejército Mexicano podía enfrentarse a ejércitos de naciones poderosas.

Eugenio de Aviraneta , secretario político de la expedición de reconquista.
Plano topográfico de Tampico.
Mapa de la expedición de Barradas.
General Antonio López de Santa Anna , jefe del Ejército de Operaciones.
General Manuel Mier y Terán , segundo jefe del Ejército de Operaciones.
Plano de la Batalla de Tampico realizado por el coronel José Ignacio Iberri.