Fiebre amarilla

[3]​ La enfermedad es causada por el virus de la fiebre amarilla, cuyo principal vector en las ciudades es el mosquito Aedes aegypti, que se encuentra en los trópicos y subtrópicos.

[3]​[14]​ En 2013, se estimaba que la fiebre amarilla había causado 130 000 infecciones severas y 78 000 muertes en África.

La fiebre amarilla llegó al continente americano con el tráfico trasatlántico de esclavos africanos.

Por el contrario, cuando la epidemia golpeaba a colonos europeos en África o en América la mayoría moría.

[22]​ En el Caribe esta enfermedad tuvo consecuencias geopolíticas importantes, ya que diezmó muchos ejércitos enviados desde Europa.

[24]​ Se produjeron también epidemias en otras regiones, como Norteamérica —fue famosa la de Filadelfia en 1793—[25]​ y Europa, por ejemplo Barcelona en 1821.

[27]​ La transmisión de la fiebre amarilla fue un misterio para la ciencia durante siglos hasta que en 1881 el científico y médico cubano Carlos Finlay descubrió el papel del mosquito Aedes.

En 1901 la enfermedad fue erradicada de La Habana y en pocos años se volvió rara en el Caribe.

[29]​ La fiebre amarilla es transmitida al ser humano por la picadura del mosquito Aedes aegypti y otros mosquitos de los géneros Aedes, Haemagogus y Sabethes, que se encuentran generalmente a menos de 1300 metros sobre el nivel del mar, pero Aedes han sido hallados ocasionalmente hasta los 2200 m s. n. m., en las zonas tropicales de América y África.

Los seres humanos son infectados ocasionalmente por mosquitos de la selva que previamente se han alimentado de un primate infectado, y luego pueden convertirse en huésped para la transmisión interhumana urbana, principalmente a través del Aedes aegypti, una especie que se desarrolla en recipientes que contienen agua dentro de moradas o en las cercanías a ellas.

Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela son los países con mayor riesgo.

[32]​ La enfermedad puede permanecer localmente desconocida en humanos por extensos períodos y súbitamente brotar en un modo epidémico.

Tras el período de incubación cabe distinguir dos formas clínicas: la leve y la grave o clásica.

No existe tratamiento eficaz para la fiebre amarilla, justificando la importancia de la vacunación.

[33]​ La fiebre amarilla era una enfermedad costera que tenía un carácter endémico en Río de Janeiro y otros puertos brasileños.

Al año siguiente la epidemia se trasladó a Buenos Aires aunque con menor intensidad.

Desde el punto de vista sanitario, comenzaría a plantearse el saneamiento urbano como problema social.

El higienismo se fue consolidando en la segunda mitad del siglo XIX, ampliando su campo de intervenciones en el espacio público y en la vida familiar.

Todos estos sucesos nos permiten ver como esta epidemia tuvo consecuencias catastróficas: sembró el terror en las calles y dejó profundas marcas en la evolución histórica, con cambios no solo demográficos, sino también sociales y culturales.

Portada Libro de Juan M. de Aréjula sobre la Fiebre Amarilla (1806)
Fumigaciones realizadas en Leganés contra la enfermedad en las dependencias de las tropas españolas retornadas de Cuba (siglo XIX )
Zona endémica de fiebre amarilla en África (2009)
Zona endémica de fiebre amarilla en América del Sur (2009)
Hombre vomitando por la fiebre amarilla
Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires de Juan Manuel Blanes