Carlos Juan Finlay

La Universidad de La Habana no quiso reconocer sus grados académicos europeos, y por ello se inscribió en el Jefferson Medical College en Philadelphia, Pensilvania.[cita requerida] Allí Finlay conoció a John Kearsley Mitchell, quien propuso la la teoría parasitaria de las enfermedades.[cita requerida] Finlay trabajó durante la década de 1870 y llegó finalmente la prominencia en 1900.Fue el primero en proponer, en 1881, la teoría del mosquito como un transmisor de la fiebre amarilla.Un año más tarde Finlay identificó al mosquito del género Aedes como el organismo transmisor de la fiebre amarilla.Walter Reed recibió mucho crédito en los libros de historia por la «paliza» que le brindó a la fiebre amarilla, pero Reed le entregó el crédito al Dr. Finlay por el descubrimiento del vector de la fiebre amarilla.En las palabras del general Leonard Wood, un médico militar estadounidense, gobernador de Cuba en 1900: «La confirmación del Dr. Finlay es considerada como el paso adelante efectuado en la ciencia médica desde el descubrimiento de Jenner para la vacunación (contra la viruela)».A iniciativa de Finlay, creó una Comisión Cubana de la Fiebre Amarilla que, siguiendo las indicaciones del médico cubano, combatió al mosquito y aisló a los enfermos.[cita requerida] El doctor Gorgas fue enviado finalmente a sanear el istmo de Panamá a fin de poder completar la construcción del canal; allí aplicó los mismos principios indicados por el doctor Finlay, lo cual permitió sin duda terminar con éxito esa gran obra de ingeniería.[9]​ También en su honor, el gobierno de Cuba creó el Premio de Microbiología «Carlos J. Finlay», que la UNESCO entrega cada dos años a investigadores cuya labor en temas relacionados con la microbiología (inmunología, biología molecular, genética y otras) haya contribuido de manera destacada a la salud.Es el más alto premio y condecoración científica para un ciudadano del Estado cubano.En la pared del Museo Finlay de Historia Médica en La Habana, la inscripción hace mención que fue creado por el Gobierno Revolucionario como un eterno homenaje al hombre que contribuyó al avance de las ciencias en Cuba.