Epidemia (del griego epi, por sobre y demos, pueblo) es una descripción en la salud comunitaria que ocurre cuando una enfermedad infecta a un número de individuos superior al esperado en una población, estado, ciudad o país durante un tiempo determinado.
En este sentido, si una comunidad se encuentra libre de una determinada enfermedad, un solo caso constituye una epidemia.
coincide con la extensión del período infeccioso), y la condición para el desencadenamiento de una epidemia es:
Así, por ejemplo, el calificativo de epidemia es a menudo erróneamente limitado exclusivamente a los casos en que la prevalencia es importante, cuando hay numerosos individuos enfermos sin tener en cuenta su número inicial, haciendo caso omiso de la incidencia normal.
Una endemia es la presencia habitual de una enfermedad en una zona geográfica (la prevalencia positiva incidencia (estable) puede convertirse en una epidemia si las condiciones ambientales lo permiten).
La gripe es un ejemplo perfecto de una epidemia cíclica, con un ciclo anual o estacional.
Un umbral epidemiológico, que corresponde a un número mínimo de enfermos en el momento, se establece para las principales enfermedades, a fin de comparar las tendencias epidemiológicas entre ciudades, regiones, países o continentes en diferentes momentos.
El libro del Éxodo describe las plagas que Moisés hizo caer sobre Egipto, y muchas otras menciones bíblicas hablan de brotes epidémicos.
Los cronistas antiguos y medievales usan el término plaga para hablar de dichos episodios, debido a la creencia antigua de que las epidemias se debían a un castigo divino por una conducta pecaminosa.
Con la aparición del sida, diversos grupos llegaron a difundir la idea de que dicha enfermedad era un castigo por una conducta inmoral.
Esas visiones han supuesto históricamente un obstáculo para la prevención y el control de las epidemias.
La caída de imperios ha sido atribuida directa o indirectamente a enfermedades epidémicas.
En el siglo II d. C., las llamadas "plagas del reinado de Antonino" (posiblemente sarampión y viruela) se expandieron por el Imperio romano, causando estragos y una importante reducción de la población, así como dificultades económicas.
La viruela no solo se expandió por Mesoamérica, sino que al parecer se propagó más al sur, y pudo ser un factor importante el debilitamiento del Imperio incaico subyugado por Francisco Pizarro unos años más tarde.
Si bien hubo muchos factores implicados en dicho incremento, incluyendo cambios en la edad de matrimonio y mejoras tecnológicas que llevaron a un aumento de los suministros, esos factores no serían importantes para explicar por sí mismos tales incrementos.