La importancia del trabajo realizado por John Snow en Inglaterra radicó en romper con los paradigmas existentes para la época, en pleno siglo XIX, en la cual aún predominaba la fuerte creencia en la teoría miasmática de la enfermedad, también denominada «teoría anticontagionista».
[1] John Snow venía utilizando desde hacía tiempo el uso de mapas en sus artículos y exposiciones como ayuda a la hora de argumentar sus hipótesis, por lo que aprovechó para comprar un mapa del barrio y, ayudado del párroco local Henry Whitehead, ir anotando en él las muertes que se habían producido por cólera en el mes de septiembre.
[2] El mapa recogía las defunciones con unas finas líneas de color negro que se iban apilando unas sobre las otras a medida que el número de decesos aumentaba.
Con esta simple representación el mapa de John Snow trasmitía un claro mensaje visual al conectar incidencia con concentración.
[2] Al año siguiente, en 1855, Snow presentó al comité formado para investigar la epidemia una versión actualizada de su ya por entonces famoso mapa en el que contenía un añadido: una línea que delimitaba el área de servicio en torno al pozo de Broad Street.