Hematofagia

Para evitar la hemostasia natural (coagulación de la sangre), la vasoconstricción, la inflamación y la sensación de dolor en el huésped, los animales hematófagos han desarrollado soluciones químicas, en su saliva por ejemplo, que preinyectan (la anestesia y la dilatación capilar han evolucionado en algunas especies hematófagas).

Alrededor de 14 000 especies de artrópodos son hematófagos, incluyendo incluso algunos géneros que antes no se consideraban como tales, como las polillas del género Calyptra.

Se cree que la hematofagia en los insectos, incluyendo los mosquitos, surgió a partir de orígenes fitófagos o entomófagos.

[1]​[2]​[3]​[4]​ También han evolucionado varias adaptaciones biológicas complementarias para localizar a los huéspedes (normalmente en la oscuridad, ya que la mayoría de las especies hematófagas son nocturnas y silenciosas para evitar su detección), como detectores físicos o químicos especiales para componentes del sudor, el CO2, el calor, la luz, el movimiento, etc.

Especies que se nutren total o parcialmente con sangre de diferentes animales:

Anopheles stephensi