En esta conspiración se planeaba la insurrección para derrocar al gobierno virreinal e independizar a México.
Esta conspiración continuó hasta diciembre del mismo año, cuando fue descubierta por el gobierno virreinal, el cual se dio a la tarea de aprehender a los principales colaboradores de estas reuniones, quedando los demás en libertad.
Abasolo había sido invitado a estas conspiraciones por Ignacio Allende, quien tenía cierta influencia sobre él.
Gozaba de buena posición económica, y ayudó principalmente con fondos a la causa insurgente con cuarenta mil pesos oro, ya que no realizó grandes acciones militares en la lucha armada.
Poco después, la ciudad de Guanajuato fue asediada, y tomada tras una encarnizada lucha.
En Acámbaro, Hidalgo hizo algunos nombramientos: él quedó como generalísimo, Allende como capitán general, Juan Aldama, Mariano Jiménez y a Joaquín Arias como tenientes generales; Ignacio Martínez, José Antonio Martínez y Mariano Abasolo quedaron como mariscales de campo.