Si bien el regimiento, como unidad, se había entrenado durante casi seis meses, la opinión del experimentado teniente coronel José Bolaños, distaba de ser elogiosa.
Todo el plan de ataque al puente del Inca había quedado obsoleto.
Díaz Vélez, que había llegado desde Huaqui el día anterior, se dirigió personalmente al puesto de mando de su jefe, "para obviar equivocaciones", y le propuso el inmediato repliegue de las dos divisiones hacia Huaqui para reunirse nuevamente con González Balcarce ya que no estaba previsto en el plan combatir separadamente.
Díaz Vélez no dijo nada y se retiró para hacerse cargo de su unidad.
Viamonte negaría más tarde estas palabras pero los testigos presentes, separada y textualmente, las confirmaron en el juicio posterior a los responsables de la derrota.
Viamonte comprendió que toda la batalla se centraría en sostener ese cerro y sus alrededores.
La lucha en ese sector, por el tipo de terreno, pedregoso y sin senderos, fue caótica.
Díaz Vélez ordenó que la caballería del ejército auxiliar, superior en número a la de Ramírez, entrara en acción.
Pero, lamentablemente, esas fuerzas se dispersaron en acciones secundarias y no tuvieron ningún peso en la batalla.
Entonces Díaz Vélez pidió refuerzos a Viamonte para acelerar el colapso del enemigo.
Era la única reserva disponible que tenía Viamonte para hacer frente, por un lado, al combate todavía indeciso que sostenía Díaz Vélez contra Ramírez y, por el otro, para hacer frente a una nueva columna enemiga que apareció desde el norte marchando por la quebrada y las alturas occidentales de la misma rumbo al cerro y a la línea secundaria defendida por Balbastro.
Viamonte se defendió diciendo que Estas acusaciones lo hicieron pasar los años siguientes respondiendo en un largo juicio por la derrota, siendo absuelto y restituido en sus altos cargos en el ejército.
No pudo prestar ayuda alguna al coronel Manuel Dorrego cuando este fue derrotado en la batalla de Guayabos.
Pero Estanislao López inmovilizó al ejército dirigido desde la ciudad de Córdoba por Juan Bautista Bustos y encerró a Viamonte en Rosario, obligándolo a firmar el armisticio de San Lorenzo.
Sin embargo, más tarde se unió al partido federal de Manuel Dorrego.