Ugarteche, Del Campo, Cernadas, Bustamente, Zavaleta, Rubio, Galván, Barrenechea, entre otros, se contaron entre sus apoyos.
Según el general Iriarte, partidario suyo, Martínez La prensa lo acusaba de indeciso:
Fue por su iniciativa que se formó un grupo de presión, la Sociedad Popular Restauradora, dirigida por pequeños comerciantes y oficiales del ejército.
Durante la segunda mitad del año arreció el enfrentamiento, principalmente en la prensa.
Pero un truco ingenioso puesto en juego por los apostólicos empeoró las cosas: apareció la ciudad empapelada con carteles que anunciaban el enjuiciamiento del Restaurador de las Leyes.
El general Agustín de Pinedo fue enviado a presionar a los sublevados, pero se pasó de bando y se puso al frente del movimiento, secundado por el general Juan Izquierdo.
Pero Rosas finalmente hizo llegar al ministro Martínez un mensaje en que apoyaba a los rebeldes:
La Junta de Representantes le propuso el cargo a Rosas, pero este lo rechazó porque no contemplaba las "facultades extraordinarias", las que, según su punto de vista, eran vitales para poner en orden la provincia.
Finalmente fue designado gobernador interino el general Juan José Viamonte, quien no había apoyado en la crisis a ninguna de las dos fracciones del partido federal.
Cualquier posible oposición en la ciudad pasó a ser controlada por la Mazorca y, en el campo, los comandantes pudieron actuar sin límites contra toda disidencia.