En el trayecto fue tomado prisionero por los ingleses y estuvo varios meses en Londres (en el mismo viaje en que también fue capturado Carlos María de Alvear).
Desterrado en Montevideo, dónde ayudó como pudo a la liberación de la provincia oriental y fue parte de la delegación montevideana en el Tratado entre Santa Fe y el Cabildo de Montevideo, regresó años más tarde a Buenos Aires, desde donde fue enviado como secretario del embajador Carlos María de Alvear a los Estados Unidos.
Vuelto a Buenos Aires, se negó a acatar la autoridad del dictador Juan Lavalle, que había fusilado al gobernador Dorrego.
Pero tras el fracaso en defender el gobierno de Juan Ramón Balcarce, volvió a exiliarse en Montevideo en 1833.
Después de Caseros, escribió también "Colonización y arreglo de fronteras", una refutación de las memorias del general José María Paz llamadas "Ataque y defensa", y la "Biografía del general José Miguel Carrera", la primera en que alguien se animaba a defender a este exgobernante chileno, de terrible trayectoria en la Argentina.