La Batalla de Ituzaingó fue una total sorpresa para las tropas brasileñas, que hasta el día anterior perseguían a las fuerzas conjuntas argentino-orientales.
Como los brasileños estimaron erróneamente que los aliados habían cruzado el río en la tarde anterior, su marcha fue descuidada y desprolija.
Posicionados sorpresivamente frente a un ejército bien formado y dispuesto para la batalla, los voluntarios que componían este flanco, al mando del mariscal José de Abreu, se desbandaron.
Por lo tanto, también el naval fue determinante en el resultado del conflicto, pues que sin la victoria también en el mar las Provincias Unidas no tenían medios para ganar la guerra.
Esta batalla importante que dio una victoria trascendental a las fuerzas de la República Argentina no terminó generando políticamente los resultados esperados.