Durante la década de 1820 compró un campo en Quilmes y se dedicó a la ganadería.
En 1827 fue nombrado alcalde de Quilmes, y se destacó por su eficacia para combatir el cuatrerismo, con métodos relativamente duros.
Identificado con el partido federal porteño, era un seguidor del gobernador Manuel Dorrego.
En 1833 tuvo una actuación destacada durante los desórdenes que desembocaron en la Revolución de los Restauradores.
Guio a los gauchos y orilleros en su marcha para formar un núcleo revolucionario en Barracas.
Logrado su éxito con la deposición del gobernador Juan Ramón Balcarce, organizó una partida especial de policía, que se dedicó sobre todo a perseguir a los enemigos de Rosas.
En el presupuesto del año 1834, bajo la gobernación de Juan José Viamonte le confiaron a Cuitiño el mando del nuevo cuerpo de Vigilantes a Caballo.
Los historiadores están generalmente de acuerdo con la acusación, si bien muchos reconocen que no está probada su veracidad.
En 1840, cuando Lavalle amenazó con tomar la ciudad, los dirigentes federales temieron por sus vidas, y la tensión política se hizo máxima.
Rosas los había dejado hacer, y en este momento no le convenía que las persecuciones continuaran.