Rosas, durante su segundo gobierno, ejerció de manera absoluta todas las funciones del estado y no admitió ningún tipo de oposición fuese ésta política, social, religiosa, económica o cultural.
Estaba inspirada por la propia esposa de Rosas, Encarnación Ezcurra, pero su presidente era Julián González Salomón.
[1] También integraban la Sociedad Popular Restauradora federales "netos" o "apostólicos" como Juan Nepomuceno Terrero, Felipe Arana, Nicolás Anchorena, Agustín de Pinedo, Lucio N. Mansilla, Mariano Benito Rolón y familias como los Obarrio, Riglos, Iraola, Pereyra, Unzué y Piñeyro.
[3] Tras dos períodos de terror desatados por la Mazorca en 1840 y 1842, durante los cuales el propio Rosas no pudo controlar sus crímenes, el gobernador optó por deshacerse de ambas organizaciones.
Eso no debe entenderse como que no hubo más muertes, sino que Rosas prefirió los fusilamientos a plena luz del día, ejecutados por la policía o el ejército, por orden directa suya, generalmente por escrito.